Desde Blancanieves, en los años 30, hasta Rapunzel, de 2010, un libro repasa el perfil de las heroínas de los dibujos animados que han dejado su impronta en las mujeres.
La autora del libro Mordiendo manzanas y besando sapos, Doly Mallet, sostuvo que su obra surgió por los comentarios decepcionados de compañeras frustradas al no encontrar, por ningún lado, el tan deseado príncipe y el consiguiente final feliz.
Al parecer, en el libro se hace un análisis entre las mujeres y sus expectativas, de antes y ahora. Las que estaban con ánimos de casarse y ser amas de casa serían, según la escritora, las “princesas de la posguerra“. “Los primeros príncipes, los de Blancanieves yCenicienta, no tenían ni nombre. El objetivo era casarse, no importaba con quién: el príncipe te salvaba de tu situación”, contó la autora, especializada en crítica de cine.
A fines de los años 80, la sirenita Ariel representa “la posrevolución sexual” y cuenta con el primer príncipe feminista, al tratarse de “un compañero que trabaja en equipo y al que no le importa ser rescatado”. Además, Yasmin, de Aladdin, y la Bella, que se enamora de la Bestia, integran también ésta generación en la cual las princesas están dispuestas a aceptar a una pareja fuera de los cánones convencionales.
Sin embargo, a fin de siglo XX Disney apuntó a las solteras y guerreras, con las independientes Mulan, Megara y Pocahontas.
Fuente: EFE