Lencería ¿femenina?

Leonardo estaba terco en que Mercedes usara ropa sexy para sus encuentros amorosos. Mercedes, hija de hippies que pasó su adolescencia sin brasier y un calzón de algodón, no compartía tal entusiasmo. Los calzones son para taparse y ya, para que no se te meta el polvo si traes falda y para que no te roce el pantalón si traes mezclilla, y el brasier es un invento machista para mantener alertas a las “niñas” como si siempre fueras una jovencita de chichis paradas; pero fuera de eso no tiene otro sentido, pensaba ella, casi tan alta como su pareja y famosa por su poco “afeminamiento”.

La insistencia de Leonardo cuando iban de shopping a pasar a la zona de lencería siempre y ponerse a ver todo tipo de encajes, listones, rasos, sedas y demás texturas y modelos de fantasía, a veces incomodaba a su sencilla novia. Las discusiones brotaban al paso mientras él comentaba los modelos… que si el de encajito rosa con liguero, que si el de satín negro con listones que se abrochaban a los lados, que si el de látex más sadomaso acompañado de un brasier con puntas de cucurucho, que si el de prostituta estilo Moulin Rouge. Mientras el romeo fantasioso señalaba estilos, Mercedes criticaba todos porque los veía desde un punto de vista práctico: el encaje lastima, el latex no deja respirar la piel, ese calzón chiquito no me dura ni dos días sin que lo reviente con mi gran trasero, el raso, mmmm quizás pero se mancha rapidísimo y ella como pintora siempre pensaba en las manchas que echaban a perder la ropa.

En fin, que un día de terquedad del susodicho se salió con la suya y Mercedes, tras quejarse y declararse en contra de tales payasadas, accedió a comprarse un modelito que a ambos les gustara en ese viaje a París. Entre todas las opciones la que menos le disgustó fue el latex porque le recordaba su pasado rocker, y pensó que si iba a ser sexy, sería sexy y mala. El caliente novio aprobó el jueguito de calzón, bra y un liguero sencillo a lo cual agregó unas medias de encaje (puaj). Su erección fue lo más difícil de disimular al salir de la tienda de lingerié pero WTF para eso estaban de vacaciones en la “ciudad luz” (y de las mujeres más sexys de Europa).

Leonardo, mientras se echaba unos tragos, preparaba con gusto infantil el ajuar de Mercedes para su acostón en París. Puso en un silloncito el calzón, el bra, el liguero (ya era casi demasiado para él) las medias y unos zapatos altísimos e imposibles de manejar en la calle (ya demasiado para él). Mientras Mercedes se bañaba muyyyyy lentamente refunfuñando por tener que hacer tal show.

Cuando salió, abnegada por tener que disfrazarse, cuál sería su sorpresa al encontrarse su lingerie pero sobre el cuerpo de ¡SU NOVIO! Verídico amigas, el Romeo no aguantó tener en sus manos el fetiche anhelado y procedió a probárselo con todo y zapatos. Mercedes no cabía en sí del asombro, después de la primera impresión que puso su mandíbula casi en el piso, soltó la risotada. Entendió por qué tanta insistencia con la lencería femenina y tanta atención en esos detalles. Su noviecito tenía fuertemente instalado el fetiche de la ropa de mujer y no resistiendo la tentación, se la probó.
El descubrimiento de Mercedes le generó un sentimiento de travesura, de coraje por haberse enganchado y un poco de ternura por la cara que tenía el infraganti trasvestido cuando lo cachó.

Mercedes siguió el juego y entre risas y calenturas fue despojando a su novio poco a poco de un zapato luego el otro, una media, otra media, un liguero, un calzón de latex y un ridículo bra. La fantasía de su amado se había terminado y cuando esa ropa salió volando, el heterosexual que siempre había sido la tomó por atrás y le dio una de las mejores noches de su vida erótica y un compañero de juego trans.

Lo cual enseña que no todos los trasvestidos son gays ni todos los gays son trasvestidos, ni a todas las mujeres les gusta la lencería y a algunos hombres les gusta usarla sin tener un resbalón, porque los caminos de la sexualidad humana son muy extensos y a alguno que otro le gusta tomar un picarezco atajo. Y a ti ¿te gusta la lencería?