Licenciada en MMC

Muchas mujeres se indignan (y con mucha razón) al hablar de padres que no mandan a sus hijas a la escuela porque se les hace un desperdicio. Su lógica dicta que,  si su destino es casarse, lo que les sirve es aprender a cocinar y lavar bien la ropa.

Si lo pensamos así, es una total injusticia. Pero cuando escuchas mujeres en ambientes laborales quejándose porque no han encontrado alguien que “las saque de trabajar” o planeando no luchar por un ascenso, ya que arruinaría sus planes de tener hijos, entonces no suena tan descabellada esa negativa machista a gastar en la educación de las hijas.

No estoy justificando ningún tipo de discriminación, pero me parece frustrante que teniendo que trabajar más que los hombres para lograr mejores sueldos y habiendo alcanzado casi la mitad del mercado laboral, sigamos con esa actitud de “Sólo tengo que aguantar hasta que me case

Yo misma me sorprendo pensando en una vida más sencilla después de una jornada de 15 horas. Pero para mí, nada es mejor que la independencia económica; que te permite hacer lo que quieras, pero sobre todo, no aguantar cosas que no quieres. Tanto el stress, como la satisfacción que te da un logro laboral son consecuencia de no estar chapada a la antigua. Me gusta lo que hago; quizá por eso no quiero vivir de otra forma y me gustaría que más personas, hombres y mujeres se sintieran así.