Lluvia ácida en México. ¿En serio?

Foto: _fitz_

¿Cuántos de ustedes recibieron entre ayer y hoy este mensaje en su celular?

URGENTE!! Luego de la explosión nuclear a las 16:30 del domingo en Fukushima Japón, todos debemos tener precaución . Si llueve hoy o en los próximos días, NO IR BAJO LA LLUVIA. Se debe utilizar un paraguas o impermeable, incluso si es sólo una llovizna. Esto porque especialistas de centrales nucleares han señalado que las partículas radiactivas pueden llegar a la atmósfera, estar en la capa de ozono extendiéndose en todo el mundo por la lluvia; lo que puede causar quemaduras, alopecia e incluso cáncer.  Por favor, transmitir esta información. No lo elimine, léelo, es real pueden informarce (sic) en CNN.

Ni CNN publicó nada al respecto, ni hay ningún “experto” que haya alertado sobre el peligro de lluvia ácida en nuestro país. ¿Por qué la paranoia, entonces?

Se entiende que en países como Filipinas, Corea del Sur y China se haya lanzado una alerta por lluvia ácida; después de todo, estos países no solo están cerca, sino que están en la ruta de los vientos que vienen directamente de Japón. Pero, aún en estos países, las autoridades no han emitido una alerta, solo están “pendientes” de un posible cambio en la intensidad o dirección del viento.

No hay razones para hacerlo, pero de este lado del mundo ya entramos también en la paranoia. En la costa oeste de Estados Unidos, no se dan a basto con la demanda de la pastilla anti-radiación; y en México, sumado a los mensajes en celulares y en redes sociales, algunas escuelas incluso advierten no dejar salir a los niños por miedo a la lluvia ácida.

Con la globalización, estamos más conscientes que nunca de la interdependencia entre los rincones más alejados del mundo; y las redes sociales, como Twitter y Facebook, hacen mucho más rápido y sencillo difundir toda clase de información. Es la globalización de la paranoia: ningún desastre nos es ajeno, todos los vemos cercanos, sin importar la probabilidad real de que nos afecte de alguna manera.

Ya lo sabemos: no importa qué tan infundado sea un rumor, puede llegar a millones de personas en cuestión de horas, y siempre habrá millones que lo crean.