Lo bueno y lo malo de consumir pan

En la actualidad con frecuencia es demonizado como la fuente de carbohidratos que engorda, y suele ser el primer alimento que se retira de las dietas. Algunos argumentan que el pan hecho en fábricas tiene demasiados conservantes, aditivos y sal, y que es por eso poco saludable.

Pero el pan puede ser una buena fuente de carbohidratos que son necesarios para una dieta balanceada.

Cada tipo de pan tiene sus propiedades. Por lo que, en lugar de evitar consumirlo, la opción más saludable es conocer qué contiene cada rebanada y qué cantidad conviene consumir.

Son varios los tipos de harina que se usan para hacer pan. La integral se hace a partir de granos enteros, mientras que para la blanca se utiliza la parte central del cereal. ¿Es una mejor que la otra desde el punto de vista de la nutrición?

Todo pan es una gran fuente de carbohidratos, el combustible del cuerpo. Pero los hidratos de carbono del pan integral se digieren de forma más lenta que los del pan refinado -blanco-, por lo que el cuerpo puede utilizarlos durante más tiempo.

El pan hecho con harina integral también contiene más fibra y más vitamina B, calcio y hierro, nutrientes que se pierden en el proceso de refinación de la harina blanca. Aunque muchos de esos ‘micronutrientes’ deben por ley añadirse a la harina después de la molienda.

La sal, otro de los ingredientes básicos, es necesaria para controlar la fermentación, hacer la masa más flexible y mejorar el sabor. Además de ésta, el pan producido en fábrica puede contener otros ingredientes, como azúcar, vinagre y preservativos, los cuales se pueden dejar fuera cuando se hornea el pan en casa.

Un pan hecho en casa contiene 400 gramos de harina blanca, una cucharada de levadura, una cucharada de sal refinada, 300 mililitros de agua caliente y aceite para facilitar el amasado. Lo que se traduce en 198 calorías; 1,4 gramos de grasa; 5,5 gramos de proteínas, 40 gramos de carbohidratos y 2,1 gramos de fibra por 100 gramos de pan.

Un pan medio industrial contiene: harina de trigo, agua, levadura, sal, aceite, y otros ingredientes como vinagre, emulsionante -para estabilizar la masa-, conservantes y agentes para el tratamiento de la harina. Así, 100 gramos de ese pan tiene 233 calorías, 35 más que el casero. También tiene más grasa, 1,7 gramos por cada 100, y más sal, 0,9 gramos.

En cuanto al azúcar, el pan comprado en tienda contiene cuatro veces más de ese componente que el hecho en casa.

Algunos evitan el pan a causa de una intolerancia al trigo, o a una proteína presente en ciertos cereales, llamada gluten. Esto da lugar a la celiaquía, una enfermedad autoinmune. Para diagnosticarla es necesario hacer análisis de sangre y exámenes internos. En el caso de estas personas, el gluten afecta al intestino delgado y por consiguiente la capacidad de absorción de nutrientes es menor. 

También los hay intolerantes al trigo y aquellos que simplemente son alérgicos. La intolerancia produce hinchazón de vientre, diarrea y otros problemas digestivos. En cuanto a las reacciones alérgicas, son inmediatas y fácilmente identificables.

 

Fuente: BBC Mundo