Los 4 tipos de copas en una mesa formal

Cuando hablamos de protocolo y etiqueta, la cristalería, es uno de los elementos que pueden transformar por completo una mesa, y la colocación habitual de las copas y vasos, ha sufrido grandes cambios en los últimos tiempos.

En la medida de lo posible, debemos evitar formas complicadas, o diseños demasiado vanguardistas que nos hacen dudar cuál es la copa de agua o la de vino.

La tendencia apunta hacia la sencillez y a modelos que tengan asegurada la reposición.

Los principales tipos de copas que debemos contar con una cristalería simple son: copas de agua, copas de vino y copas de champán.

Los diseños pueden tener variantes. La mayor parte de las copas no deben llenarse hasta los bordes, es preferible dejar al menos 1/3 libre de la capacidad.

Copa de agua

De gran tamaño, ligeramente abombada. Utilizada para agua y zumos. Solo se llena, como mucho, hasta 4/5 de su capacidad.

Copa de vino tinto

Copa ancha, de gran cavidad abombada. Antes eran algo más pequeñas que las de agua, aunque ahora se empieza a imponer una gran copa. Sólo se llena hasta 3/4 de su capacidad.

Copa de vino blanco

Algo más pequeña y estrecha que la de vino tinto (por su necesidad de mantenerse frío). Al igual que el vino tinto, sólo debe llenarse como mucho a 3/4 de su capacidad.

Copa de champán

Alta, de cuerpo largo y aflautado, y corta de pie. La finalidad es retener las burbujas. No se deben utilizar las conocidas copas planas de champán. Se pueden llenar hasta 4/5 de su capacidad.

Algunas copas se deben asir por el tallo y otras por el cuerpo, en función de la temperatura a la que se deba tomar su contenido. Por ejemplo el vino blanco, como se debe tomar frío, hay que evitar agarrar la copa por su cuerpo, y tratar en lo posible de no mantenerla mucho tiempo en la mano.