Linnaeus inventó el sistema jerárquico que sirve para identificar a las especies en 6 pasos. La mayoría de las especies basan su nombre en su apariencia, lugar en el que se encuentran o comportamiento.
Como sería de esperarse, Titanus giganteus es un escarabajo grande y la misma especie con el nombre hawaiiensis proviene predeciblemente de Hawai.
Algunos de los nombres se escogen para educar a una audiencia más joven sobre las alegrías de la taxonomía. Por ejemplo, en 2012 Bryan Lessard, de la Colección Nacional Australiana de Insectos en Canberra, nombró a un poco común tábano australiano con el trasero dorado “Scaptia beyonceae“, en honor a la cantante Beyoncé.
El entomólogo estadounidense Quentin Wheeler recibió una llamada del presidente cuando nombró a tres escarabajos Agathidium bushi,Agathidium cheneyi y Agathidium rumsfeldi en un reporte de 2005. Muchos creyeron que era una burla al gobierno de Bush, pero Quentin y su coautor Kelly B. Miller son republicanos y sostienen que los nombraron en honor al presidente, el vicepresidente y el secretario de Defensa.
Pero como señala Max Barclay, curador de escarabajos y hemípteros en el Museo de Historia Natural de Londres: “Es groseramente imprudente nombrar cosas en honor a políticos porque no sabemos qué harán y el nombre perdurará y será asociado con ese nombre siempre”.
Uno de los ejemplos más infames es un diminuto escarabajo ciego y anaranjado llamado Anophthalmus hitleri. Encontrado en sólo unas pocas cuevas en Eslovenia, Oscar Scheibel lo bautizó en 1936 en honor del líder nazi.