Comer pastel, probablemente es de las cosas que más disfrutamos durante algún cumpleaños, bodas etc, y es que además de que sepa bien, siempre buscamos que se vea bien, pero, ¿qué harías si durante algún festejo te das cuenta que te comerás un cerebro o alguna parte humana?
Pues bien, eso que te imaginaste lo viven quienes compran los pasteles de Katherine Dey, una enfermera de 30 años que también se dedica a la pastelería, una bastante peculiar por cierto.
Los diseños de sus pasteles se pueden definir como extraños, sangrientos, un tanto desagradables, bastante reales, pero eso sí, muy ricos, y es que esta mujer se obsesionó con las partes humanas y los animales, pero sobre todo con hacer que las personas sientan cosas contradictorias: asco a pesar de que el pastel sea apetitoso.
¿Te atreverías a probarlo?
