La declinación de Alonso Lujambio a la candidatura del PAN por la presidencia de la República, tuvo reacciones dispares.
Para algunos, era evidente que Lujambio no llegaría a la terna final de la que saldría el candidato blanquiazul. ¿La razón? Tiene pocos años de militancia panista, y poca experiencia en el sector político; aún hay muchas áreas en las que le falta mucha preparación (por no decir “callo”).
Ambos vienen de escuelas privadas, son guapos, preparados, la cámara los quiere, las mujeres ni se diga.
Pero para otros, Lujambio era el candidato ideal del PAN por una sencilla razón: entre los panistas, es quien tiene un perfil más parecido a Enrique Peña Nieto, puntero en todas las encuestas, y quien ya es el candidato a vencer en las próximas elecciones.
Aunque Peña Nieto tiene más años de experiencia en la política (como diputado local, y parte del gabinete del gobierno del Estado de México), Lujambio era el más parecido a él en muchas otras cosas.
Para todo se necesita preparación. Los últimos 6 años al frente del Gobierno del Estado de México le han dado a Peña Nieto un know how para el que a Lujambio le falta mucho; su trayectoria en el IFE y el IFAI es notable, pero no se parece en nada al ejercicio de gobierno.
Tal vez para 2018 Lujambio tenga ya una trayectoria política más sólida que le permita colocarse como el candidato fuerte en su partido. Esto es, si decide continuar en la política, cosa que no se ve tan segura.
