En entrevista, el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que no puede esperar a tener una vida normal cuando deje el cargo el primero de enero. Entre otras cosas, dijo:
“Quiero volver a tener más facilidad para pescar, me gusta mucho pescar. Ustedes me van a ver en partidos del Corinthians en el Pacaembú, preferentemente junto a la Gaviões (los fanáticos). Quiero volver a ser un ciudadano normal y andar sin comitivas”.
“Las personas no se acuerdan de que tienes que ir al baño, no se acuerdan”.
“Quiero entrar a un bar a tomar una cerveza con mis compañeros y que un tipo en la barra me diga ‘oh, tú fuiste presidente y no hiciste tal cosa’”.
“Voy a terminar mi mandato y nunca fui a un restaurante a cenar. Nunca fui a un cumpleaños ni a una boda, excepto a la de un sobrino, en un barrio de São Bernardo do Campo, sin que nadie lo supiese”.
“Me dediqué en cuerpo y en alma a mi trabajo de presidente, por lo que viví mi mandato como un sacerdocio y me recluí cada fin de semana en casa con mi mujer, sin quedar a comer con nadie para evitar envidias entre ministros”.
¿Algún día llegaremos a escuchar algo parecido de cualquier político mexicano?