Malintzin no traicionó a nadie: Investigador del INAH

La Malinche personaje clave en la Historia de México no traicionó a nadie.

Malintzin, Malinalli, Doña Marina o quizá el nombre más conocido por el gran público La Malinche fue un personaje clave en la conquista de México-Tenochtitlan, relevante a tal grado que los soldados y cronistas españoles se refirieron a ella con agradecimiento, en tanto que los indígenas la representaron en muchos códices con atuendos de realeza y en un tamaño igual que el dado a la figura del propio Hernán Cortés.

A pesar de su importancia histórica sabemos muy poco de ella. Incluso su nombre original ya que todos los apelativos que se le han dado a través de los siglos derivan de “Marina”, como la bautizó el canónigo Juan Díaz, en 1519.

El historiador Rodrigo Martínez Baracs, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), así lo señaló durante su conferencia: Los tiempos de Malintzin; en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.

 

El académico recalcó lo equivocado que es ver a La Malinche o Marina como alguien que traicionó al pueblo mexica.

Tal idea, fue creada con el triunfo del movimiento independentista y el modelo liberal del siglo XIX, que otorgaron un carácter negativo a la herencia española de México.

“¿A quién traicionó Marina? Ella no era mexica”, dijo Martínez Baracs y dijo que diversas fuentes, señalán que nació en un señorío nahua llamado Olotlan, cercano al actual territorio de Coatzacoalcos, Veracruz. Olotlan ­era un altépetl (pueblo) oprimido por la Triple Alianza.

Malintzin fue vendida de muy joven como esclava doméstica a mercaderes del actual Tabasco; aunque otras versiones sugieren que fue robada.

Las duras circunstancias por las que debió pasar seguramente influyeron para que “se eligiera a ella misma” dentro de su contexto, refirió Martínez Baracs al hablar de cómo Marina pudo haber vislumbrado la incursión española como una vía de escape para su condición de esclava, al tener, en 1518, noticias de la llegada de Juan de Grijalva a Tabasco.

Un año después, tras la victoria española en la llamada Batalla de Centla, fue incluida “o quizá encontró el modo de incluirse”, en un grupo de 20 mujeres que los indígenas mayas dieron a Hernán Cortés como botín de guerra.

Bautizada y cedida al soldado Alonso Hernández Portocarrero, Marina probó ser “desenvuelta, inteligente y muy bella”, según testimonios coincidentes de los conquistadores, por lo que pronto fue el propio Hernán Cortés quien la convirtió en su concubina, acompañante y traductora.

El investigador Rodrigo Martínez Baracs, quién es miembro de la Academia Mexicana de la Historia y de la Academia Mexicana de la Lengua, dijo que la trascendencia de Malintzin va más allá del rol único de traductora o compañera de Hernán Cortés, pues en realidad fue una mediadora entre dos visiones de mundo y quizá, “no únicamente le confió a los españoles cómo conquistar Mesoamérica, sino también debió ser influyente al momento de transmitirles qué era necesario conservar de ese mundo indígena”, el cual se convirtió en la Nueva España y finalmente, derivó en el actual México.