El nombre del ex jefe de Gobierno capitalino aparece no bien librado en el proceso de compra de los trenes que resultaron no compatibles con los rieles tendidos en la llamada Línea Dorada.
El perredista también está involucrado en la contratación de las empresas que tenían como tarea supervisar la construcción de esta obra que hoy está suspendida en la mitad de su tramo por las deficiencias que registra.
Además Ebrard, junto con Mario Delgado, su exsecretario de Finanzas, son responsables de la contratación del Proyecto de Prestación de Servicios (PPS) que se llevó a cabo para financiar esta obra que se elevó a 22 mil millones de pesos.
Desde la semana pasada Stuart Liddle Grassie, experto británico en material rodante, está en México para estudiar la problemática de la Línea 12.
Con fecha 19 de enero de 2015 el especialista había entregado a la empresa española CAF y ésta, a la Secretaría de Obras y Servicios del Distrito Federal (Sobse), un diagnóstico en el que concluyó que el cambio de trenes de la Línea 12 no era, en definitiva, la solución al problema de desgaste ondulatorio excesivo (DO).
El documento de Stuart Liddle sólo causó irritación en el Gobierno del Distrito Federal (GDF), quienes consideraron una franca provocación de CAF en el problema de Línea 12, teniendo en cuenta que el británico (como lo puntualizó en el documento) no había visitado México y menos, había recorrido la llamada Línea Dorada.
Como respuesta, las autoridades capitalinas involucradas en el problema precisaron al director de CAF México, Maximiliano Zurita Llaca, la necesidad de que el británico viniera con urgencia a México para que una vez que conociera personalmente la problemática por la que atraviesa la Línea 12 pudiera ratificar o modificar las conclusiones plasmadas en aquel diagnóstico.
Y es que cada hecho o personaje que se sancione derivado de las investigaciones o auditorías realizadas a la Línea 12, invariablemente Marcelo Ebrard sale a relucir como cabeza de gobierno.