Mark Zuckerberg como un dios para nueva religión

Recientemente salió publicado en el sitio web de clasificados, Craiglist.com, un anuncio que busca reclutar colaboradores interesados en crear una nueva religión basada en el concepto de las Start ups y que tenga como dios a Mark Zuckerberg. Las start ups son compañías incipientes con ideas que buscan hacer de los procesos complicados más fáciles de realizar, por medio de la innovación y la tecnología.

La idea habría surgido de la mente de un joven de identidad de cual solo se sabe que está radicado en San Francisco, California, que después de Silicon Valley es la meca norteamericana del emprendimiento, las start ups y las ideas tecnológicas. El responsable dice que busca crear esta religión porque aunque le “encanta la espiritualidad, todas las religiones existentes son aburridas, quiero crear una religión nueva y diferente que no sea aburrida sino una para disfrutar profesándola”.

El creador de la nueva fe la define como si fuera un videojuego donde quien juega es Dios, con Zuckerberg como avatar, mientras que el resto de los humanos son los demás personajes. Así mismo, la religión se basa en el panteón romano, donde hay otros dioses como Minerva y Venus, representadas, respectivamente, por la directora de operaciones de Facebook, Sheryl Sanberg y por Ashley Arenson, una joven de la que el multimillonario estuvo enamorado durante su época de colegio.

No obstante, la doctrina de la idea gira en torno a la forma en que funcionan las Start ups y a las habilidades sociales, enseñanzas y sabiduría de Mark Zuckerberg. “Estoy buscando cualquier persona interesada en la idea, pueden contribuir escritores, artistas, teólogos, cineastas, diseñadores web, filósofos espirituales, y otras personas que quieran aportar al desarrollo de la religión y su mitología”, afirma el artífice de la idea, quien además asegura que solo lo hace por diversión.

El habitante de San Francisco afirma que solo tiene una idea y nada de dinero para pagar a quienes deseen aportar.

 

Fuente: El Espectador