Originario de Utah, Estados Unidos, Mason Wells es un misionero mormón de 19 años que ha tenido la mala suerte de estar en tres de los atentados terroristas más fuertes de los últimos tiempos. Boston en 2013, dos años después en París y el último fue el de ayer, en Bruselas.
El 15 de abril de 2013, Mason se encontraba muy cerca de la meta del maratón de Boston esperando a que su padre concluyera la competencia, cuando una bomba explotó a sólo una cuadra de donde se ubicaba el joven. En esa ocasión, tanto el chico como su padre resultaron ilesos. “Nos sentimos un poco aturdidos por el impacto de la explosión pero eso fue todo”, declaró el señor Wells.
Dos años y medio después, el 13 de noviembre del 2013, se encontraba en París cuando sucedió la balacera en el Bataclán y en diferentes restaurantes de la ciudad. También explotó una bomba en el Estadio de Francia, aunque esta vez Wells se encontraba en otra parte de la ciudad y lejos de los atentados.
El 22 de marzo de 2016 fue el día que la violencia alcanzó al estadounidense. Mason Wells estaba en el aeropuerto internacional de Bruselas, Zavendem, cuando de pronto dos explosiones hicieron vibrar el edificio matando a 34 personas e hiriendo a más de 100. El joven tuvo la mala suerte de estar muy cerca de la detonación y resultó herido con quemaduras en la cara, brazos y con el tendón de Aquiles roto. Su padre confirmó que se encuentra hospitalizado y fuera de peligro.
Mason estaba en Zavendem acompañando a la Hermana Fanny Rachel Clain, que viajaría a Ohio para tramitar una visa permanente de Estados Unidos.
Scott Bond, obispo de la congregación de Wells, aseguró que el chico sigue conservando todo su optimismo y no se ha sentido mal emocionalmente. “Cualquiera de nosotros nos sentiríamos sacudidos, pero Wells puede manejar esto mejor que nadie. Es el tipo de hombre joven que convertirá esto en algo positivo, es un hombre joven fenomenal” finalizó.