Si de por sí declarar en la Corte para un adulto no es nada sencillo, imagínense para un niño. Por eso, en Ontario, Canadá, se implementó una nueva iniciativa: llevar al Palacio de Justicia a Merel, la perra que ayuda a niños y adolescentes a calmar la ansiedad y sus miedos de tener que atestiguar.
La coordinadora del Programa de Testigos Infantiles (Child Witness Program), al cual pertenece Merel, mencionó que “el sistema judicial no es ciertamente para niños y ellos suelen estar muy ansiosos al no saber qué esperar de esas situaciones”. Por ello, el perro da confort, cariño y apoyo a estos infantes y jóvenes que han sido víctimas o testigos de casos criminales.
Y para Merel su trabajo no podría ser mejor, ya que disfruta estar en compañía de otros y es muy tranquila y cariñosa.