México lucha contra el hambre

El hambre constituye hoy en día la peor catástrofe que enfrenta la humanidad, agravada por problemas como la insuficiencia alimentaria, desnutrición, sequías, inundaciones y calentamiento global, sumados a los desequilibrios estructurales y económicos e injusticias sociales en el modelo de desarrollo por la cual millones de niños, mujeres, hombres y ancianos han caído en el hambre y la pobreza.

De acuerdo con José Graziano da Silva, prestigiado Director General de la FAO (El Universal.mx), México se ha propuesto, como prioridad en sus políticas de Estado, erradicar el hambre en el menor plazo posible. Son pocos países los que han tenido la vocación para hacerlo y mucho muy pocos los que lo han logrado.

Erradicar el hambre significa un cambio de paradigmas. Significa cambiar la forma tradicional de hacer las cosas. En este esfuerzo hay que aprovechar e impulsar la participación de la sociedad, las organizaciones no gubernamentales, el cuerpo legislativo, el sector privado, la academia, los gobiernos y las comunidades locales, para lograr avances sustantivos.

En esta cruzada, las organizaciones civiles expresaron al Gobierno de la República su apoyo a la Cruzada Nacional Contra el Hambre y se sumaron al importante programa que todos los días trabaja desinteresadamente en favor de grupos vulnerables y desprotegidos en pobreza extrema. Son miles de personas y organizaciones que de diferentes formas ayudan.

La puesta en marcha de la Cruzada contra el Hambre inicialmente con poca más de siete millones de beneficiarios, representará un cambio histórico para México: la lucha contra el hambre y la inseguridad alimentaria pasa a ser una política de Estado, no sólo de un gobierno, un partido o un grupo de personas, sino un compromiso de toda la sociedad.

De esta forma luchar contra el hambre y la pobreza no se reduce a un enfoque asistencialista, sino que tiene el potencial de alterar la composición social de un país, modificando el tipo de desarrollo y de crecimiento económico, activando el gigantesco potencial social desperdiciado debido a los efectos negativos del hambre y la pobreza sobre la población.

La Cruzada contra el hambre tiene el propósito de empezar de manera coordinada, a nivel nacional con estrictos objetivos y controles presupuestales, el largo camino de subir el nivel alimentario de la gente más vulnerable y tratar de que los niños crezcan con mayor potencial para estudiar y aprender, ser saludables y vivir una infancia alegre y mejor. Es una red mínima de bienestar y el programa sin duda puede llegar a ser exitoso con la participación de todos.

Hagámoslo.

María Eugenia Ramírez Aguilar

Analista  ramirezaguilarme@gmail.com