México sin gobernadoras

Rafael G. Vargas Pasaye

En América Latina sólo tres mujeres son presidentas: Dilma Rousseff en Brasil, Cristina Fernández en Argentina y Laura Chinchilla en Costa Rica. En México a partir de este 1 de octubre las 32 entidades federativas estarán bajo el mando de hombres. Nos quedamos sin mujer gobernante al salir Ivonne Ortega del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de su encargo en Yucatán.

La presencia y el papel de la mujer en la política nacional siempre ha sido motivo de comentarios diversos. Desde la primera gobernadora Griselda Álvarez en Colima (1979-1985) para mayores referencias sin duda hay que consultar su obra poética, pasando por Dulce María Sauri Riancho y Beatriz Paredes Rangel del PRI en Yucatán y Tlaxcala respectivamente, así como Amalia García y Rosario Robles del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Zacatecas y Ciudad de México.

Ya sean electas o sustitutas, el papel de ellas dejó una huella en donde gobernaron, pero sobre todo marcaron un ritmo diferente en la política nacional, abrieron brecha, marcaron camino que ahora tiene frutos y consecuencias, pero no del todo espacios definitorios.

La actual legislatura en la Cámara de Diputados comenzó con 183 legisladoras, el 37%, que representa un aumento con relación a la legislatura anterior, pues pasó de 52 a 91 diputadas de elección directa, siendo el resto de mayoría. Cabe señalar que donde no se tienen representantes por elección directa es en los estados de Baja California Sur, Colima y Nuevo León.

Mientras que en la llamada Cámara alta trabajan 42 senadoras: del PRI 18, del PAN 11, del PRD 6, del Partido Verde Ecologista de México 3, del Partido del Trabajo 2, y otras 2 sin grupo: Layda Sansores San Román del Movimiento Ciudadano, quien fuera candidata a gobernadora por su natal Campeche hace dos elecciones, así como del Partido Nueva Alianza, Mónica Arriola Gordillo, hija de la Presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, ambas por la vía plurinominal.

Vale la pena mencionar el episodio que se dio al inicio legislatura pasada, cuando algunas diputadas luego de tomar posesión de su curul, casi de inmediato pidieron licencia para dar paso a su suplente hombre, lo que les ganó el mote de “Juanitas”, en referencia al recordado Rafael Acosta ganador por las siglas del PT de la delegación Iztapalapa en la elección del 2009.

Hoy en día debemos considerar el hecho de que la ley marca la cuota de género donde cada fuerza política debe colocar en sus listas de candidatos un porcentaje de mujeres, incluso en la elección de 2012 en el estado de Tabasco, por esa razón se obligó al PRI a modificar seis candidaturas a diputados locales de hombres para mujeres a menos de un mes de la elección.

Ahora bien, viendo que para el año 2013 la escena electoral sólo en el estado de Baja California habrá proceso para gobernador y no se ve una candidatura de mujer con posibilidades de ganar, se puede inferir que será hasta los procesos electorales del 2014 donde vuelva a existir la posibilidad de que una mujer gobierne una entidad en nuestro país.

Siendo la población mayoritaria, y en buena parte las que animan las campañas electorales, sí hay un vacío fuerte en ese espacio. Cada instituto político sabrá sus métodos y mecanismos de selección de candidatos y candidatas, y más allá de porcentajes es una posición que se han ganado a pulso, un espacio que deben valorar como tal, pero se comprende el fenómeno cuando vemos en las fotos de los mismos dirigentes nacionales que no hay una mujer, cómo tampoco hay gobernadoras, ni probablemente candidatas.

Necesario señalar que el único de los tres partidos llamados grandes que no ha podido colocar a una mujer en el cargo de Gobernadora es el Partido Acción Nacional pero en esa medida también es justo decir que es quien más le ha apostado en este terreno, casos como Tlaxcala, Nayarit, Michoacán, Ciudad de México, o incluso el del reciente proceso presidencial, que si bien perdieron, abren la posibilidad de que más mujeres gobiernen.

Mientras llegan los procesos de 2014 o 2015, veamos con detenimiento el desempeño de las mujeres en las Cámaras, en las alcaldías y en las jefaturas de gobierno del Distrito Federal, pues todos ellos son espacios naturales para convertirse en trampolines para las siguientes elecciones.

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