Militar de los Navy Seal se transforma en mujer

Como integrante de los Navy Seal, el mundo de Chris era rudo, machista y algunas veces violento.

Participó en misiones encubiertas en el Océano Pacífico y en Medio Oriente y luchó junto a miembros del SAS (Special Air Service) de Reino Unido, que forma parte de las fuerzas especiales británicas. Esto último ocurrió en el río Shatt al-Arab -que desemboca en el Golfo Pérsico- durante la invasión a Irak en 2003.

Pero en febrero de este año, cuando había transcurrido más de un año desde su retiro de las fuezas armadas, cambió la foto que tenía en su perfil de LinkedIn y la reemplazó por la de una mujer sonriente, alta y de cabello oscuro, con la bandera de EE.UU. como fondo.

“Me estoy quitando todos mis disfraces y anunciándole al mundo mi verdadera identidad como mujer”, escribió. Chris se había convertido en Kristin.

Mientras esperaba para saber cual sería la reacción de sus colegas ante la noticia, Kristin sabía que no había manera de retractarse de su decisión de hacer pública su historia personal.

Consciente de que la noticia se propagaría, Kristin decidió contar su historia antes de que alguien más lo hiciera.Así fue como decidió escribir el libro “Princesa guerrera: el camino de un Navy Seal para reconocer su transexualidad” junto con Anne Speckhard, profesora de psiquiatría de la Universidad de Georgetown, en Washington. Allí habla de su niñez en un hogar conservador y religioso, de sus intentos para suprimir su verdadera identidad –al comprar a escondidas ropa de mujer y luego botarla- y de sus dos matrimonios fallidos.

“Estaba tratando de vivir tres vidas”, dice Kristin. “Tenía una vida secreta con mi identidad femenina, otra con el equipo de los Navy Seal y una más en mi hogar, con mi esposa, hijos, padres y amigos”.

“La gente veía fragmentos de mi verdadera personalidad, pero la mayoría no me conocía realmente”.

reconocer su transexualidad ha tenido un gran efecto en los síntomas que experimentaba debido al estrés postraumático. “Ahora duermo mejor y ya no estoy tan molesta, y eso es sencillamente porque me siento más feliz”.

“Muchas personas me han dicho: ‘Kris, es la primera vez que te veo sonreír'”, comenta la exintegrante de los Navy Seal.

La derogación de la política de las fuerzas armadas estadounidenses conocida como “no preguntes, no cuentes” (Don’t ask, don’t tell) en 2011 puso punto final a la prohibición de que personas abiertamente homosexuales y lesbianas formen parte de las fuerzas armadas. Sin embargo, esto no se aplicó a transexuales, a quienes se les podría dar de baja si son descubiertos.

Kristin dice que habría preferido que su proceso de transición sexual transcurriera en privado y no en público, pero esto último fue inevitable después de la publicación de su libro.

Añade, sin embargo, que está cumpliendo con su nueva función como portavoz no oficial de la comunidad transexual con el mismo espíritu guerrero que la caracterizó durante su carrera militar, con liderazgo y compromiso absoluto.

“Creo que he salvado varias vidas. He recibido correos electrónicos desgarradores de gente que vive con dolor en medio del prejuicio, y eso hace que lo que estoy haciendo valga la pena”.

“También he recibido mensajes de hombres heterosexuales que me agradecen por el servicio que le he prestado a nuestro país. Me dicen que no entendían de qué se trataba la transexualidad, pero que ahora sí”, dice Kristin.

 

Fuente: BBC Mundo