Movimiento ‘slow’ otro enfoque para disfrutar la vida

En Francia hay un tren que viaja a 574.8 km/h (357 mph). En Japón hay un McDonald’s que promete servir tu hamburguesa en menos de 60 segundos. En los Estados Unidos hay un barbero famoso por realizar 34 recortes en una hora. Parece que lo ‘fast’ está de moda, entre más rápido mejor.

Sin embargo, junto con esta cultura donde queremos todo rápido, apresurado y ahora, viene más estrés, con la ilusión de tener más tiempo.

Falta tiempo para saborear la comida, para cultivar el alma, para apreciar un atardecer, para sentir el placer de no hacer nada.

Por eso algunas personas están adoptando el estilo ‘slow’ (lento, en inglés, opuesto a ‘fast’, rápido) es un movimiento que propone tomarse el tiempo necesario para producir algo de calidad, disfrutar el proceso y adaptarse al ritmo natural del planeta. Se originó en los años ochenta, en protesta por el establecimiento de un restaurante de comida rápida (“Fast Food”) en una parte histórica de una ciudad italiana.

Este movimiento, desde sus inicios, se enfatizó la idea de que comer no significa solo “llenar nuestro tanque de gasolina” para seguir hacia adelante, sino que más bien se trata de una experiencia social que debe y puede ser placentera.

A diferencia de las casas dentro del tejido urbano, las cuales parecen estar todas cortadas con el mismo molde, los hogares ‘slow’ permiten que la persona se sienta contactada con su entorno. El sitio web www.treehugger.com da algunos consejos de cómo construir un hogar ‘slow’. Entre esas recomendaciones encontramos las siguientes:

1. Usa contratistas independientes en vez de grandes compañías.
2. Escoge una ubicación cerca de donde trabajas. Así podrás ir caminando, lo que te ayudará a realizar más ejercicio y divertirte al mismo tiempo.
3. En vez de vivir en una casa con muchos cuartos pequeños, vive en un hogar con espacios abiertos que puedan adaptarse a tus necesidades.
4. Haz buen uso de la luz natural.

El movimiento ‘slow’ ha tomado bastante ímpetu en los últimos tiempos. Otros campos que están adoptando este lema son: viajes, sexo, ejercicios, crianza y educación. Ahora incluso existen ciudades enteras que tratan de aplicar los principios del movimiento en todo aspecto de la vida.

Tal vez podamos comenzar a aplicar algo de esta filosofía con algo tan sencillo como reconocer que hay algunas cosas que merecen que le dediquemos más tiempo y que, por el contrario, hay otras, a las cuales vale la pena prestar menos atención y energía.