En a región de South Burnett en Queensland las lluvias generaron fuertes granizos que pusieron en riesgo la vida de los habitantes. Tal fue el caso de Fiona Simpson, de 23 años, que se encontraba en su auto con su hija y su abuela cuando las explosiones de granizo comenzaron a caer. Su bebé de 4 meses se encontraba en el asiento de atrás, pero no pasó mucho tiempo para que el hielo rompiera el vidrio, sin darle oportunidad de resguardarse.
Para evitar que su hija se viera lastimada, Simpson actuó como un escudo.
“Salté sobre el asiento trasero, sobre el asiento del carro, sosteniendo mi cuerpo sobre el de ella, expresó, miré hacia abajo y pude ver que ella estaba gritando, pero ni siquiera podía escucharla, eso es lo fuerte que era”, agregó.
Cuando la tormenta bajó, Fiona logró mover el auto y manejar hacia un lugar más seguro. Los paramédicos llegaron y la joven confesó que entró en “shock” y sintió su cuerpo adormeciéndose.
“No fue hasta que entré en la ambulancia que me di cuenta de que si no hubiera hecho eso, ella [su bebé] podría haber muerto”.
Su abuela sufrió graves heridas en ambos brazos, en uno la piel se le destrozó, el otro quedó casi negro por todos los moretones.
.Su abuela pasó la noche en el hospital de Kingaroy después de que la mayor parte de la piel de su brazo izquierdo fue destrozada, mientras que la otra quedó “completamente negra” debido a los moretones.
Según la BBC, la bebé apenas y salió lastimada como se puede ver en la publicación que compartió en Facebook.