A veces hay historias tan impactantes, que por más que lo analicemos, no logramos entender cómo es que suceden pero resultan ser bastante inspiradoras.
En Andover, Hampshire, sucedió algo digno de película. Danielle, una madre soltera de 34 años, sufrió un aparatoso accidente automovilístico que la dejó en coma. Desde el principio, ella sabía que ese día algo iba a salir muy mal, debido a las fuertes lluvias y a que tenía que manejar una larga distancia.
“El clima era tan malo que no podía ver siquiera los autos frente a mí. Como llevaba 25 minutos de ventaja para la cita que tenía, decidí detenerme en la estación de servicio que encontré en el camino y esperar un poco.
Sabía que el agua en el camino era una mala noticia al ver el reflejo de mi auto en el suelo, pero era demasiado tarde. Sólo pensé, ‘Oh dios, esto es muy, muy malo’; mientras el auto se levantaba por los aires.”
A pesar del mal presentimiento, Danielle decidió continuar con su camino, hasta que la tragedia se hizo presente. Su auto rodó más de 7 veces por el asfalto húmedo.
Para protegerse, ella apoyó su brazo derecho en el techo del coche, aunque de poco sirvió y todo su cuerpo fue violentamente sacudido.
“Todo pasó demasiado rápido, pero hubo tiempo suficiente para que pasara una cosa por mi mente. Todo lo que podía pensar era en Ethan, sólo Ethan.
Sólo pensaba, ‘¿Qué es lo que va a hacer? ¿Quién va a cuidar de él? ¿Quién va a decirle?’ Me sostuve del techo con toda mi fuerza porque había alguien por quién hacerlo.”
Desafortunadamente, las consecuencias de este accidente fueron bastante graves para Danielle. Su espalda y su cuello se rompieron; inhaló tantos trozos de vidrio, que su garganta sufrió varios cortes. Fue tanta la medicación que recibió, que cayó en coma por 16 días, tiempo en el que los doctores hicieron lo imposible por salvar su vida.
El brazo derecho de Danielle, mismo con el que se aferró a la vida apoyándose en el techo del auto mientras rodaba, sufrió varias afectaciones, y aunque trataron de salvarlo con una cirugía de más de 36 horas, poco se pudo hacer y tuvieron que amputarlo.
“Mis padres estaban preparando a Ethan para lo peor, porque mi cerebro se había inflamado tanto, que los doctores no estaban seguros de si podría lograrlo. El seguía preguntando, ‘Nanny, ¿mi mamá va a morir? Y ella sólo lloraba y le respondía que no sabía.”
Ante tanta desesperación, los abuelos de Ethan ya no sabían qué mencionarle al pequeño sobre la vida de su madre, y para tranquilizarlo, le dijeron que Danielle necesitaba recibir un mensaje de él, por lo que lo grabaron diciendo lo siguiente:
“Hola, mami, soy yo. Estoy con Nanny y estoy a salvo. Tú sólo tienes que hacer lo que los doctores dicen para que puedas estar mejor y despertar pronto. Te amo, mami.”
Cada vez que la madre de Danielle iba a visitar a su hija en coma, ponía el video una y otra vez y le decía lo mucho que les hacía falta, en especial a Ethan.
Cuando menos se lo esperaban, el milagro sucedió, y mientras el video del pequeño se reproducía una vez más, Danielle abrió los ojos.
“Mamá y papá estaban llorando al lado de mi cama, pero no podía hablar por tantos tubos en mi garganta y las laceraciones debido a las partículas de vidrio que me habían rasgado. Seguí intentando decirles que lo sentía, pero no sabía por lo que me estaba disculpando.”
Sin duda, esta es una prueba más del fuerte lazo que puede llegar a existir entre una madre y su hijo, que en esta ocasión, hizo que Danielle despertara y pudiera seguir viviendo para cuidar de Ethan.