En una base de la armada en el desierto al sur de California, durante un vuelo de instrucción, un par de pilotos a bordo de un helicóptero estuvieron a punto de chocar contra lo que aperantaba ser una avioneta que volaba sin luces.
Este es un ejemplo de cómo los narcotraficantes están usando aparatos que vuelan bajo para burlar los cercos construidos en la frontera.
Los aviones rara vez tocan tierra. Los pilotos simplemente abren una compuerta y dejan caer cajas de aluminio con unos 90 kilos de mariguana, en sitios donde hay gente esperando
Los avioncitos ultralivianos pesan menos de 115 kilos, no pueden llevar más de 20 litros de combustible ni viajar a más de 100 kilómetros por hora, según las normas de aviación de Estados Unidos.
Están diseñados para transportar un piloto y nada más. No hace falta una licencia de piloto, aunque se recomienda no volar sobre áreas pobladas ni en la oscuridad. Los pilotos que transportan drogas, no obstante, a menudo vuelan de noche, apenas pasando por encima de los tendidos eléctricos.
Las autoridades dicen que es más fácil capturar a las personas que recogen la carga que a los pilotos.
Fuente: El Universal