Neandertales en el hombre actual

Las dos revistas científicas de mayor prestigio, Nature y Science, publican hoy  investigaciones que ahondan en la huella genética que los neandertales dejaron en su hibridación con el Homo sapiens, o sea, el hombre actual.

La primera, realizada por un equipo de la Harvard Medical School  se centra en comprender qué parte de nuestra salud puede venir condicionada, para bien o para mal, por los genes que heredamos de nuestros ancestros más cercanos, desaparecidos hace unos 30o mil años. Y sus conclusiones revelan que la propensión a la diabetes tipo 2, el lupus, la enfermedad de Crohn (del intestino) y la cirrosis biliar primaria tienen su origen en el ADN de estos homínidos.

También hay partes positivas: gracias a ellos, hay quienes tienen mayor facilidad para abandonar la adicción al tabaco, y la producción de queratina es mayor. Esta sustancia ayuda a fortalecer la piel, el pelo (y el vello) y las uñas, algo muy últil para la adaptación a climas más fríos; de ahí parte del éxito evolutivo del linaje neandertal al internarse en Europa hacia el norte. Sus antepasados en la evolución venían de los climas cálidos de África. Así que esa herencia también ha sido muy valiosa para nosotros.

Donde el equipo dirigido por David Reich ha encontrado menos porciones del genoma neandertal es en regiones de éste relacionadas con los testículos y el cromosoma X, lo cual ayuda a entender, según los investigadores, por qué la fertilidad era tan baja cuando se juntaban una hembra y un macho de diferente linaje (sapiens y neandertal). Según Reich, “esto sugiere que cuando los humanos se hibridaron con neandertales lo hicieron cuando sus diferencias genéticas empezaban a ser biológicamente muy incompatibles”.

José María Bermúdez de Castro, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y codirector de los yacimientos de Atapuerca, aclara a QUO que “el tiempo de separación entre los dos linajes (paleo-especies) ha sido muy largo. Durante medio millón de años de separación, o quizá más, las distancias genéticas fueron cada vez mayores, al tiempo que disminuía la posibilidad de hibridación con descendientes fértiles”. Las diferencias anatómicas eran tales, según el paleontólogo, que, “de hecho, cualquier persona no entrenada es capaz de distinguir, sin posibilidad de error, entre el esqueleto de un neandertal y el de un humano moderno”.

Bermúdez interpreta que en este trabajo se sostiene que “la selección natural habrá ido manteniendo aquellos genes neandertales que favorecieron la fertilidad y el número de descendientes de sus portadores, y habrá eliminado rápidamente aquellos cuyos portadores tuvieran menos (o no tuvieran) descendientes”.

 

Fuente: Quo