Ni conejitas de Playboy, ni vendedoras de Tupperware

Para hacer mi colaboración de esta semana, les pregunté a mis amigos de facebook de qué pensaban que hablamos las mujeres cuando estábamos solas y las respuestas me sorprendieron. Hoy, con el único afán de hacer un servicio a la comunidad y quitarle las vendas a muchos caballeros que seguramente han vivido obsesionados con la serie “Sex and the City”, revelaré de qué hablamos y de que NO platicamos las mujeres.

1. En nuestras reuniones o aquelarres no llevamos fotos ni cintas métricas para hablar del tamaño de los aparatos reproductores de los hombres. Tampoco llevamos el Kamasutra para señalar que posiciones practicamos durante la semana y qué tal nos fue. No hacemos concursos para encontrar al mejor amante del mes y mucho menos hablamos de los aciertos o errores en la cama de nuestras parejas. El sexo es un tema muy personal e íntimo que compartimos -en corto- con muy pocas amigas pero no hacemos conferencias magistrales de esto.

2. No hacemos reuniones tipo Tupperware enseñándonos juguetes sexuales.

3. Muchos hombres piensan que platicamos reproduciendo las revistas Vanidades o Cosmopolitan, y que los primeros minutos hablamos de moda, luego pasamos a la sección de salud y relaciones complicadas, para después darle paso a los espectáculos. Casi casi lo único que falta es los horóscopos y la sección miscelánea. Efectivamente podemos hablar de todo pero no es programado, ni vamos saltando de ′sección′ en ′sección′ para abarcar todos los temas.

4. Tampoco nos maquillamos ni nos pintamos las uñas de los pies unas a otras, no estamos en baby doll dándonos de almohadazos y riéndonos como locas.

5. En reuniones con varias amigas, no hablamos exclusivamente de hombres, es más, se sorprenderían de saber el tiempo que realmente les dedicamos: es algo así como un 20% ó 30%. Los temas de parejas y sexuales sólo los hablamos con las amigas más cercanas y ni así nuestra conversación versa exclusivamente sobre ellos.

6. No hablamos de la paz mundial, ni los conflictos en Pakistán o Palestina, ni si estamos de acuerdo en que se le haya otorgado el premio nobel a la Unión Europea; pero tampoco le dedicamos tiempo a saber si Angelina Jolie es o no anoréxica. A menos claro, que cualquiera de estos temas nos sirva de pauta para hablar de algo que sí nos impacte.

Pero entonces ¿de qué hablamos?

Primero que nada es importante señalar que las conversaciones no son siempre homogéneas, depende del número de amigas que nos reunimos, la edad y la confianza que nos tengamos unas a otras.

En una frase te puedo comentar que hablamos de lo que nos preocupa: trabajo, hijos, familia, amigas, amigos y sí, también de nuestra pareja actual o pasada. También sobre proyectos o actividades que estemos realizando, así como anécdotas que hayamos recolectado.

Las amigas estamos para escuchar, ser escuchadas y recibir consejos de una infinidad de temas. En cada reunión salimos con nuevas recomendaciones: desde un terapeuta, una manicurista, alguna tarotista o un buen médico. Siempre compartimos conocimiento.

¿Pero sabes qué es lo más característico de una reunión entre amigas? La risa. Cualquier pretexto es bueno para conseguir una buena carcajada es bienvenido.