“No estamos en guerra”, responde el gobierno federal a HRW

El gobierno federal aseguró que “México no está en guerra” y señaló que la lucha contra las organizaciones criminales se lleva a cabo en “estricta observancia a la ley”.

Al responder al informe de Human Rigths Watch (HRW) sobre la violación de derechos humanos en el país, las secretarías de Gobernación y de Relaciones Exteriores precisaron que “el combate a la criminalidad es precisamente para restablecer el Estado de derecho y garantizar la libertad de todos” los mexicanos.

La organización aseguró que la lucha contra el narcotráfico, en vez de reducir la violencia, ha generado un “incremento dramático de la cantidad de asesinatos, torturas y otros abusos de las fuerzas de seguridad, que sólo contribuyen agravar el clima de descontrol y temor que predomina en el país”.

En su informe Ni seguridad ni derecho: ejecuciones, desapariciones y tortura en la guerra contra el narcotráfico en México, señaló que en la administración de Felipe Calderón, fuerzas federales y estatales han participado en más de 170 casos de tortura, 39 desapariciones y 24 ejecuciones extrajudiciales.

En contraste, el presidente Felipe Calderón reiteró que la principal amenaza para los derechos humanos son los criminales, pues mediante homicidios, secuestros y extorsiones violan de manera sistemática las garantías de los ciudadanos y sus familias.

El mandatario recibió ayer en Los Pinos a directivos de HRW. En la reunión se acordó crear un grupo de trabajo conjunto para analizar el contenido del informe.

La respuesta del gobierno federal fue hecha por Felipe Zamora, subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación, y Juan Manuel Gómez Robledo, subsecretario de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la SRE.

Ambos señalaron que “la participación de las fuerzas federales para restablecer la seguridad y el orden se ha dado a petición de las autoridades locales; se trata de una colaboración temporal y subsidiaria hasta que las instituciones locales restablezcan sus capacidades”.

Fuente: Milenio