No soy tú, soy yo

Hablaba con una ex pareja cuando me preguntó muy serio: “Y tú ¿rehiciste tu vida? Porque aunque yo lo he intentado no he podido”, “¿Eh? ¿Cómo que rehacer mi vida?”, le pregunté, pues que yo supiera mi vida no había estado deshecha, pero tal vez él tenía información privilegiada y sabía algo que yo no.

“Sí, ¿andas con alguien?”. Ahhhh claro, pensé, es que los hombres piensan que después de una separación las mujeres entramos en una especie de drenaje profundo del cual sólo un plomero-hombre-galán puede rescatarnos.

La verdad es que una pareja puede convertirse en parte importante de mi vida, pero no en MI vida. Las terminaciones son dolorosas pero ¿qué parte de la vida sigue y el show debe continuar no es clara? Por supuesto que se requieren adaptaciones, pero YO soy YO antes de una pareja y sigo siendo YO después de ella, mi vida no se rompe en cachitos, a menos claro, que mi galán sea algún discípulo de Jack el Destripador.

Pero ¿sabes qué me di cuenta también? Que la frase ′rehacer tu vida con alguien′ es tan trillada como muchas otras que nos aventamos en las relaciones. ¿Cuántas veces no has escuchado la expresión del Astronauta: “necesito mi espacio” o la célebre: “No soy tú, soy yo”. Ambas forman parte ya del imaginario colectivo; pero ojo, no las critico, la verdad es que incluso yo soy una heavy userde ellas. Sí, son odiosas pero no he encontrado nada mejor para decir adiós.

Pero no sólo son las frases, vivimos y esperamos situaciones que más bien entran del terreno de los clichés. Recuerdo que cuando me entregaron mi primer anillo de compromiso (ya te he contado que tengo una bonita colección de ellos) fue un día de mi cumpleaños. Él llegó con una caja enorme llena de globos y me la dio, así nada más, al fondo había un estuche con el anillo. La verdad es que aunque el tamaño de la piedra era suficientemente interesante para que yo estuviera encantada, me desilusionó no tener ese ′momento especial′ como el que aparecen en las películas. Digo, no quería que me propusieran matrimonio en el Estadio de los Yanquis pero no le hubiera hecho feo si me lo hubiera dado en el entonces estadio de los Tres Ríos de los Acereros.

Reconozcámoslo, las relaciones no son tan originales, frecuentemente usamos los mismos apodos para las parejas, y no es por falta de creatividad sino como una medida precautoria. Vamos a los mismos lugares porque ya conocemos cómo operan las cosas y ¡hasta dedicamos las mismas canciones! (bendita la universalidad musical). Cuando eso suceda por favor no nos juzgues a quienes lo hacemos (mea culpa, mea culpa), como diría el compositor Pedro Junco, “no es falta de cariño…” es tan sólo que no hay nada nuevo bajo el sol y el hilo negro ya fue descubierto hace mucho tiempo.

Un cliché no tan malo como parece, sólo hay que saberlos utilizar e imprimirles algún toque personal. Los besos de películas por ejemplo, como escribió en alguna colaboración la ohdiosas Cynthia, es algo digno de repetirse una y otra vez. Hay lugares en el mundo que además debes visitar cuantas veces sean aunque sea con personas distintas, la verdad es que no surgen ciudades maravillosas todos los días. Por eso yo no juzgo a Luis Miguel que lleva a todas sus novias/conquistas a Venecia. (Pregunta al margen, ¿está siendo muy evidente que quiero curarme en salud?).

Además, quien no haya caído en algún cliché que tire la primera piedra (pero si va a ser un diamante, no duden en buscarme).