En su columna publicada en Reforma, Jesús Silva-Herzog Márquez detalla aspectos fundamentales del nuevo modelo educativo presentado por el Gobierno Federal.
Aquí algo de lo más destacado de su análisis:
1. “El gobierno se atreve a ver lejos y alude al vocabulario de la revolución: ruptura, refundación, radicalismo. Hay quien piensa que ahí está su error: su desconexión de la engorrosa realidad. No coincido. El modelo es eso, un proyecto, el trazo de los propósitos.
Criticable habría sido lo contrario: un plan que se entierra en el fango de nuestras limitaciones y no se anima a levantar la vista.
El modelo plantea la idea de un México abierto a la creatividad, un país en diálogo con el mundo y en la ola del presente, una ciudadanía que, además de informada, es también sensible. El documento me parece plausible: una guía atendible de los propósitos que deben alentar el empeño educativo”.
2. Este nuevo modelo educativo “emprender la segunda alfabetización y convertir al país en una nación bilingüe”
“Hablar inglés será una herramienta indispensable para dialogar con el norte y aprovechar las ventajas que tiene la vecindad. También es un recurso insustituible para entender el lenguaje de la ciencia, de las humanidades y del comercio de nuestra era”
3. “Veo en el documento también un esfuerzo por cultivar la individualidad. Educación para ser libre, para ser feliz. Se trata de cambiar el sentido mismo del proceso escolar: alentar la curiosidad, ofrecer pistas para encontrar uno mismo el conocimiento, iniciar un viaje por la cultura, las letras, las ciencias que no tiene fecha de graduación”.
4. “Encuentro en el documento que ha preparado la SEP conciencia de esa gravísima falla y la intención de transformar el sentido mismo del proceso educativo. Durante décadas nos hemos dedicado a formar estudiantes que no se tropiecen jamás con la experiencia de pensar. No se trata de cultivar ideas propias, de conectar lecturas y experiencias, de sacar conclusiones propias, de emplear el conocimiento, de jugar con él. Creemos que aprender es repetir”.
5. “Advierto otro mérito en el modelo: la apertura a la emoción. Educar no es solamente proveer técnicas u ofrecer datos. Debe ayudar también al proceso de autoconocimiento.
Entender, por supuesto, las reglas que gobiernan al mundo, conocer la realidad que nos envuelve, apreciar el patrimonio heredado y hacer conciencia de los problemas que nos retan. Pero también conocernos y apreciar a los otros; darle permiso a lo que sentimos y abrirnos a lo que siente el niño del pupitre vecino”.
En suma, concluye Jesús Silva-Herzog Márquez: “El trazo que ha hecho público el gobierno federal me parece un bosquejo claro, ambicioso y coherente de los ideales educativos”.
Advierte que llevarlo a cabo será un proceso complejo. “La revolución educativa que se proclama será demagogia si no implica una revolución en la docencia. Para enseñar inglés e informática, para cultivar un conocimiento reflexivo y crítico, para ser ejemplo de tolerancia y empatía necesitamos un cambio profundísimo en la planta de maestros. Ese es el reto por delante”.
Fuente: Reforma