Oposición constructiva, oposición con futuro

Durante la campaña presidencial, el presidente del PRD, Jesús Zambrano, así como el del PAN, Gustavo Madero, jugaron su papel, el primero como oposición y el segundo como gobierno.

Al ver que el panorama electoral se inclinaba en favor de Peña Nieto, su estrategia, lógica, se basó en poner sobre la mesa los riesgos del regreso de un antiguo régimen autoritario, el que había gobernado al país durante más de 70 años, el PRI.

Al ganar el PRI las elecciones presidenciales, no así la mayoría en ambas cámaras, llegaron nuevos tiempos, tiempos que nos convocaban a la unidad nacional, a anteponer las coincidencias a las diferencias, a no dividir a México, a trabajar por un bien común, aquel que cualquier teoría política racional observa, el bienestar de los ciudadanos.

Las dirigencias del PRD y del PAN se enfrentaron en una disyuntiva más allá de la derrota electoral, trabajar desde su trinchera como una oposición radical y destructiva para que el país continuara bajo la misma tónica o sumarse a la posibilidad de transformar a México bajo una especie de coalición legislativa, donde se pudiera converger en una agenda común, que una vez acordada se convirtiera en programas de gobierno y en agenda nacional.

Para fortuna de todos los mexicanos, ambas dirigencias optaron responsablemente por la segunda opción, definitivamente era un gran reto y sabían perfectamente que al interior de sus partidos había corrientes que no solo los criticarían y descalificarían, que buscarían el poder, aun así, el diálogo se dio y el Pacto por México llegó.

Equivocadamente hay quien afirma que el Pacto por México ha debilitado al Congreso y con esto ha dejado fuera de las reformas a la representación ciudadana, en primer lugar las reformas propuestas en el pacto, que cabe aclarar, no son todas, tienen que ser discutidas y votadas en ambas cámaras como lo marca nuestra constitución, pueden ser enriquecidas y modificadas por los diputados y senadores, pero además, son los reglamentos secundarios generados por los legisladores los que le dan la verdadera trascendencia a las reformas.

La firma del Pacto por México no incluye un documento de adhesión al Gobierno Federal, al contrario, todos eran conscientes que seguían (y seguirán) existiendo diferencias fundamentales, el pacto de ninguna manera erosiona ni a la oposición ni a su actividad política y legislativa.

Tanto el PRD como el PAN tienen en un futuro próximo sus procesos internos, donde determinarán si sus dirigencias han actuado con responsabilidad y en apego a sus ideologías, su división interna, a la vista de todos, pareciera que le compete sólo a sus militantes, sin embargo, sus decisiones pueden contribuir, o no, al clima de diálogo que ha generado el Pacto por México y al positivo rumbo que ha tomado nuestro país, esperemos que actuen con cordura.

De ninguna manera creo que tengan posibilidad, aunque claro que si interés, pero, ¿se imaginan a Dolores Padierna dirigiendo al PRD o a Javier Lozano haciendo de las suyas en el PAN?. Honestamente no quiero ni pensar que podría suceder.

Yo creo que se acabaron los tiempos donde ser de oposición es “portarse mal” y “oponerse a todo” como el origen de la palabra supone, ni acusar de “traidor” a todo aquel que difiere contigo; ser de oposición debe de ser actuar responsablemente, debatir, razonar y convencer sin coerción al que no opina como tú, eso es ser oposición constructiva, la única oposición con futuro, concepto, que desde mi punto de vista, entendieron tanto Jesús Zambrano como Gustavo Madero y los grupos que representan, a título personal se los agradezco.

Lic. Rafael Zaga

@razagave