“Le di dos millones de pesos a Jesús Zambrano (entonces presidente del PRD). Salió miserable, el compa”, dijo el ex edil de Iguala, José Luis Abarca, a diversas personas después de que llegó al poder como alcalde de Iguala.
En un reportaje publicado en El Financiero, se revela sobre la transacción: “Para ningún perredista en Iguala es un secreto cómo fue que José Luis Abarca se hizo de la candidatura por la presidencia municipal.
Era boquiflojo. Eso lo llegó a decir en diversos encuentros, cuentan integrantes del PRD de amplia solvencia moral y trayectoria partidista, quienes pidieron no revelar sus nombres, pues sus vidas corren peligro en Iguala, donde aún opera el cártel Guerreros Unidos, al que pertenecían Abarca y su mujer”.
Las claves del truque:
Abarca alardeaba sobre su llegada a la máxima silla del ayuntamiento en octubre de 2012, al sacar del camino a Oscar Díaz, quien resultó ganador de la encuesta que el partido estrenaba como método para superar las crisis eternas durante las elecciones abiertas. Como premio de consolación, la dirigencia del PRD dio a Díaz una diputación local.
Antes, Abarca era un vendedor de sombreros y huaraches y prosperó con la venta de joyas. De forma sospechosa, sin embargo, se convirtió en el hombre más rico de Iguala: inauguró la plaza comercial Tamarindos en cuyo frente luce una Mega Comercial, una institución bancaria, un cinema y un amplio estacionamiento cuyo predio dejó de ser parte de los jardines del 27 Batallón del Ejército.
En 2009 la TV divulgó lo que nadie en el partido quiso ver: los hermanos de su esposa eran los principales operadores del cartel de los Beltrán Leyva.
Oscar Díaz aventajó con más de seis puntos a Abarca, pero con trampas y artilugios propios del PRD le negaron el triunfo. Se conformó un bloque en Chilpancingo denominado los cuatro fantásticos: Sebastián de la Rosa, Carlos Reyes, Víctor Aguirre y Evodio Velázquez, quienes impidieron una sesión de consejo estatal donde se discutiría el tema de la encuesta. En reuniones secretas fraguaron el atraco político. Firmaron actas para despojar a Díaz del triunfo y endosárselo, contra todas las de la ley, a Abarca.
Abarca su creciendo en popularidad con eventos culturales y deportivos en el centro comercial.
“El día del niño, mi hijo quería ganarse una lap top, pero se conformó con un celular”, comentó Alejandra Figueroa, una ama de casa que a partir de entonces empezó a oír y ver el nombre de Abarca en la radio, en TV, en los periódicos, en las bardas, en los pendones colgados en postes, por todos lados.
Fue amo y señor de Iguala hasta que llegó el triste 26 de septiembre, día en que la señora Pineda hacía un mitin en el que regalaba computadoras con intenciones de suceder a su marido.
El lunes siguiente a las 43 desapariciones forzadas y seis ejecuciones, Jesús Zambrano se reunió con Abarca y Dolores Padierna dijo que en esa reunión secreta se planeó la fuga del alcalde.
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