Pide Jesús Ortega al PRD cerrar la puerta a la “esquizofrenia política”

El líder de la corriente perredista Nueva Izquierda (NI), Jesús Ortega Martínez, consideró que en la “gran reforma” de ese instituto político, que se deberá concretar antes del 20 de noviembre, se debe dejar de lado la imagen de un partido con un comportamiento político incierto, disociado, que refleja “personalidades múltiples”.

El exdirigente nacional del PRD enfatizó que en la nueva etapa del sol azteca se le debe cerrar la puerta a la “esquizofrenia política”.

Al referirse a Andrés Manuel López Obrador, Ortega subrayó que “resulta inútil y equivocado tratar de ocultar diferencias programáticas, conceptuales y de línea política” con otras visiones dentro de la izquierda.

“La izquierda que el país necesita está obligada a adoptar un programa y una propuesta para el México del siglo XXI, lo que implica necesariamente alejarse definitivamente del nacionalismo revolucionario autoritario y, desde luego, del neoliberalismo y del conservadurismo”, destacó el político hidrocálido.

Además, el perredista apuntó que esto también implica “despojarse de la tentación de los populismos caudillistas tan frecuentes en América Latina, así como de los dogmas de un ‘socialismo totalitario’ que, por ello mismo, fue claramente incapaz de terminar con la injusticia y la desigualdad”.

El también excoordinador de campaña del gobernador electo de Morelos, Graco Ramírez, apuntó que la izquierda que México necesita debe entonces, de una vez por todas, “rechazar toda idea que conciba a la violencia como la partera de la historia, así como negar toda concepción de que la violencia pueda ser una forma de lucha válida para el cambio político”.

Opinó que otras de las lozas que debe sacudirse la izquierda mexicana es “censurar la noción de que la ley es un obstáculo al que debemos brincar para lograr nuestros objetivos; rechazar toda visión de estatismo absolutista, poder concentrado, culto a la personalidad, y presidencialismo omnipotente”.

Y que asimismo “debemos deshacernos de aquél arquetipo que da veracidad a la existencia de un determinismo histórico que nos tiene ‘condenados a la victoria’ y nos asegura, cual credo religioso, nuestro ‘camino al paraíso’. Debemos repudiar todo extremismo fundamentalista, toda forma de intolerancia, y finalmente dejar atrás el dogma de que, aun existiendo, la lucha de clase es la única causa y el motor absoluto de cualquier cambio social”.

Enfatizó que si el PRD no se desprende desde ahora de esos “evangelios” y de esas “visiones fundamentalistas”, no podrá entenderse, ni siquiera a sí misma, “como alternativa de gobierno y de poder democrático frente a las derechas y al conservadurismo”.

Identidad política

En ese sentido, Ortega Martínez subrayó que el urgente encuentro del PRD con una clara identidad política y programática “no contradice en nada la indispensable y necesaria libertad de pensamiento de sus militantes, ni atenta con la rica pluralidad de ideas que florece en su interior”.

Por el contrario, expuso, “una parte de la identidad que buscamos se encuentra justamente en la libertad, la democracia que acepta la decisión de la mayoría y que respeta los derechos de las minorías, la tolerancia, la paz, el respeto a la ley, la igualdad y en la justicia, valores todos éstos que son intrínsecos a una izquierda moderna como la que México necesita”.

“Es en la justa valoración de estos principios desde donde la izquierda progresista debe afianzar su nueva y sólida identidad, su nuevo programa y una línea política que, aplicada consistentemente, le permita sumar adeptos, crecer en todo el territorio nacional, ganar en la competencia electoral, triunfar en el debate y la confrontación de las ideas para finalmente convertirse en opción de gobierno”, recalcó.

Fuente: El Financiero