Policía mata a un perro por retrasar vuelos en el aeropuerto de Auckland

Eran las 4:30 de la madrugada, cuando Grizz —un cachorro de 10 meses que estaba siendo entrenado para la detección de explosivos— se soltó de su collar y escapó hacia la pista de aterrizaje, lo que provocó el retraso de 16 vuelos. Sus entrenadores trataron de sacarlo de ahí sin éxito, por lo que pidieron el apoyo de la policía, que decidió dispararle porque, en propias palabras del portavoz del aeropuerto, “estaba demasiado oscuro y la zona era demasiado grande para encontrarlo y contenerlo rápidamente. Lo intentamos todo, alimentos, juguetes, otros perros, pero nada funcionó…”

Grizz trabajaba en el aeropuerto de Auckland, la ciudad más grande de Nueva Zelanda, y sólo le faltaban seis meses para graduarse.

El embajador de SAFE for Animals, Hans Kriek, condenó la muerte del animal y preguntó por qué no se había optado por tranquilizarlo si durante las tres horas que lo persiguieron hubo tiempo para conseguir una pistola tranquilizante.

En cuanto corrió la noticia de que Grizz había sido asesinado, la indignación en las redes no se hizo esperar. El portavoz de la CAA dijo que habría una revisión sobre el incidente.

Todo apunta a que los casos de maltrato y despreocupación por los perros de servicio no son un tema aislado en la policía de Auckland. El martes pasado hicieron un homenaje a los perros fallecidos en servicio este año: un total de 24.