En nuestros días, la aceptación de la diversidad sexual es mucho mayor que en el pasado. “A medida que hay una mayor tolerancia todos salimos un poquito de nuestros armarios”, sostiene Joan Vílchez, psicólogo clínico, psicoterapeuta y sexólogo. “Hombres que no acaban de sentirse muy satisfechos pueden tener la ocasión de tener relaciones con otras mujeres, con un hombre o probar ciertas prácticas que en otros tiempos estaban más censuradas”.
Para Juan Macías, psicólogo especializado en terapias sexuales y de pareja, “conceptos como heteroflexible o heterocurioso están permitiendo a los hombres explorar su sexualidad sin necesidad de cuestionar su identidad como heterosexuales”. Por otro lado, Internet facilita el contacto, que puede ser virtual o físico.
A los especialistas les parece lo más natural del mundo, parten de la premisa de que una cosa es la orientación sexual de un individuo y otra las prácticas que este lleve a cabo. “La orientación sexual”, explica Macías, “está construida socialmente, son categorías rígidas y excluyentes, con implicaciones que afectan a la identidad individual y social”.
Forzosamente, uno debe encajar en alguna de estas tres clasificaciones: heterosexual, homosexual o bisexual. En cambio, “la práctica sexual es más flexible y más libre, es un concepto descriptivo. Se abre un espacio tremendamente sano en el que la exploración del deseo se libera de la identificación con una orientación sexual”,explica Macías.
Es tan natural que viene de lejos. Que un hombre emparejado con una mujer tuviera un amante no era inusual en la antigua Roma. Por no hablar de las que se montaban en las bacanales. Y jóvenes de todas las épocas han recurrido a pasatiempos de difusa carga sexual. “En la adolescencia es bastante común que haya juegos de cierta genitalización: a ver quién mea más lejos, a ver quién la tiene más grande, hay tocamientos…”, indica Joan Vílchez. “No dejan de ser incursiones homosexuales, pero todavía predomina el modelo heterosexual y se realizan desde la transgresión propia de la juventud”, señala el psicólogo.
Un nuevo modelo: SMSM
En 2006, un estudio sobre la discordancia entre comportamiento sexual e identidad sexual realizado por investigadores de laUniversidad de Nueva York , halló que 131 hombres de los 2.898 analizados admitían tener relaciones con hombres pese a definirse como heterosexuales. En opinión de los expertos, representaban a un 3,5% de la población.
Desde hace años, los médicos emplean las siglas HSH para referirse al conjunto de hombres (heteros o gais) que tienen sexo con hombres. Pero, recientemente, ha aflorado otro acrónimo más preciso para definir a este grupo: SMSM (straight men who have sex with other men, hombres hetero que tienen sexo con otros hombres). Portales web como Straightguise.com están consagrados a abordar el tema.
El pasado julio se publicó en EU el libro Not gay: sex between white straight men (No gay: sexo entre hombres blancos heterosexuales), en el que la profesora Jane Ward, de la Universidad de California, se hacía este planteamiento: una chicahetero puede besar a otra chica, puede gustarle hacerlo y aun así se la sigue considerando hetero; incluso su novio puede animarla.
Pero, ¿pueden los chicos experimentar esa fluidez sexual? ¿O besar a otro chico significa que son gais? La autora cree que estamos ante un nuevo modelo de heterosexualidad que no se define como lo opuesto o la ausencia de homosexualidad. “La educación de los hombres ha sido bastante homofóbica. Se les ha hecho creer que es antinatural tener esos impulsos hacia otros hombres”, explica Joan Vílchez.
Fuente: El País