¿Por qué los hombres se disfrazan de mujer?

El sociólogo Enrique Gil Calvo tiene una teoría en la que se da una curiosa paradoja: por un lado, los hombres sienten una atracción sexual por los signos de feminidad, y canalizan ese deseo a través del disfraz, porque de este modo ven en sí mismos lo que desean en la mujer y es una forma de apropiarse de lo que se desea (los atributos femeninos).

Muchas veces responde también a un deseo de parecerse a algo que se valora y admira. En este sentido, la escritora Elizabeth Badinter hizo una reflexión sobre por qué muchos varones envidian al sexo opuesto: “ser hombre implica un esfuerzo que parece no exigírsele a la mujer. Al varón se le desafía permanentemente con un “muestra que eres hombre”, y esta demostración exige unas pruebas de las que la mujer está exenta”.

Por otro lado (y aquí está la paradoja), también puede ser un signo de misoginia, cuando lo que se pretende es parodiar y ridiculizar a las mujeres. De ahí que todo se exagere: labios pintarrajeados, pechos y trasero enormes… Una frase que resume este dilema sería: “las mujeres son despreciables porque las deseo”. “En realidad, los hombres que se disfrazan por este motivo intentan neutralizar su temor a la mujer, que ven como una vulva dentada que puede manejarles a su antojo con sus armas sexuales”, explica Enrique Gil Calvo.

Ahora bien, todo esto entra dentro de lo habitual y es diferente de cuando un hombre sólo se excita sexualmente contemplando o vistiéndose con lencería femenina. “Aunque únicamente podría hablarse de trastorno, si la necesidad masculina de vestirse de mujer habitualmente interfiere en su vida cotidiana”, aclara la psicóloga Mª del Mar Fajardo.

 

Fuente: Quo