Vladímir Putin está “empeñado” a devolver a Rusia el papel de gran potencia que desempeñaba la Unión Soviética. Con una población dividida, entre festejos y protestas, este martes llegó a la toma de protesta por su cuarto periodo.
Al evento acudieron cerca de 6 mil invitados. Mientras que algunas minorías protestaban en las calles. Estas protestas cubren una amplia geografía e incorporan a jóvenes y muy jóvenes y también a sectores altamente cualificados, inquietos por las crecientes trabas impuestas en nombre de la seguridad a la modernización del país en un mundo global.
Putin fue reelegido presidente el pasado 18 de marzo con el 76,6% de los votos. Entre la ceremonia de hoy y la de toma de posesión de mayo de 2012 se produjeron la intervención militar de Rusia en Ucrania en apoyo de los secesionistas de aquel país y la anexión de la península de Crimea, sucesos que marcan un antes y un después en la evolución postsoviética de Rusia y de su posicionamiento en el sistema de relaciones internacionales.
Con la mano derecha sobre la Carta Magna, juró en la ceremonia “respetar y defender los derechos y las libertades de las personas y los ciudadanos; cumplir y defender la Constitución de la Federación de Rusia; defender la soberanía y la independencia, la seguridad y la integridad territorial del Estado, y servir al pueblo con lealtad”.
Tras la toma de posesión, en presencia del patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa, Kiril, Putin propondrá su candidatura para el puesto de jefe del gobierno. La mayoría de los analistas creen que su elección recaerá de nuevo en Medvédev, un hombre que ha demostrado su lealtad al actual jefe del Estado al haber ejercido como presidente entre 2008 y 2012, después de que Putin hubiera agotado los dos mandatos presidenciales de cuatro años que por entonces le permitía la constitución rusa.