Henry Hargreaves es un fotógrafo neozelandés que tiene su estudio en Brooklyn y se he hecho famoso por crear y fotografiar rarezas gastronómicas como arcoíris comestibles y iPads fritos. Sin embargo, su proyecto Sin segundos le ha dado reconocimiento en diversos medios porque en él ha recreado las últimas comidas de varios asesinos seriales condenados a muerte en Estados Unidos.
La idea surgió en 2011, luego de que Texas eliminara la posibilidad para los presos de elegir, como si fuera un último deseo, un plato con su comida favorita. Junto con cada foto se detallan las razones de la condena y el plato pedido por cada preso. Esta es parte de la serie.
Allen Lee “Tiny” Davus: 54 años; Florida; robo, 3 homicidios.
Pidió: cola de langosta, papas fritas, camarones fritos, pan con ajo, almejas fritas, y para beber, A&W Root Beer.
John Wayne Gacy: 52 años; Illinois; violación, 33 homicidios; inyección letal.
Pidió: 12 camarones fritos, un balde de pollo frito de KFC (había sido gerente de tres locales de Kentucky Fried Chicken), papas fritas, frutillas (No Seconds – Henry Hargreaves)
Pidió: Helado de menta con chips de chocolate
Angel Nieves Diaz: 55 años; Florida; asesinato, secuestro, robo; inyección letal.
Rechazó la comida especial, se le ofreció la de la cárcel, pero tampoco la quiso.
Ferdinando Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti; 36 y 39 años; Massachussets; 2 homicidios; silla eléctrica.
Pidieron: sopa, carne, pan tostado, bebieron té.
Victor Feguer: 28 años, Iowa; secuestro y asesinato; ahorcado.
Pidió: aceituna con carozo.