¿Qué te produce más placer?

Un orgasmo, comer chocolate, juegos de azar, rezar, bailar hasta caer exhausto, hacer ejercicio, meditar  y ser generoso, ¿qué te causa más placer?

El tener placer activan una especie de botón de recompensas, en nuestro cerebro. Es la herramienta con que nos dotó la evolución para motivarnos a aprender.

“La evolución nos ha cableado para que sintamos placer con una gran variedad de experiencias, desde meditar a saborear un Cabernet-Sauvignon o comernos un buen plato de carne”, señala David L. Linden, profesor de neurociencias de la Escuela Universitaria de Medicina John Hopkins y editor jefe de Journal of Neurophysiology, que acaba de publicar el libro La Brújula del Placer.

Todas esas cosas desencadenan señales neuronales que convergen en un pequeño grupo de áreas cerebrales interconectadas, situadas cerca de la base del cerebro, que conforman el circuito de recompensas, donde los humanos experimentamos el placer.

“Determina nuestra conducta. Para poder sobrevivir y reproducirnos, debemos sentir alguna recompensa a realizar conductas básicas como comer, beber, copular. El placer es la herramienta con que nos ha dotado la evolución para motivarnos a aprender determinados comportamientos esenciales para nuestra supervivencia”, señala Rafael Maldonado, catedrático en farmacología de la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona, España, experto en adicciones.

¿De dónde proviene el placer?

La conducta viene determinada por dos estructuras, la subcortical y el sistema límbico; la primera nos empuja hacia comportamientos más racionales, mientras que la segunda lo hace hacia los más instintivos, como comer y reproducirnos, básicos para que la especie sobreviva.

Cuando esas conductas se producen, se segregan en el cerebro neurotransmisores que provocan la sensación de placer, por lo que el ser humano dirige su conducta para conseguirla.

La dopamina desempeña un papel esencial. Se libera en las estructuras anteriores del sistema límbico y nos anticipa que se va a producir el placer.

“Las tres situaciones naturales que nos activan ese botón del placer son el sexo, la comida y las relaciones sociales”, asegura Rafael Maldonado.

Este circuito de recompensa, también se activa con el deporte o la meditación, y con sustancias psicoactivas que comportan un riesgo de adicción, como la heroína, la cocaína, la nicotina o el alcohol.

Fuente: Quo.mx