Sam Ballard festejaba su cumpleaños número 19 sin saber que ese día una babosa le cambiaría su vida por completo.
Este joven se encontraba con sus amigos cuando lo retaron a comerse una babosa que encontraron en el piso, y pensando que no podría pasar nada más que darle asco, sin embargo las cosas no salieron como lo pensó.
Poco después de ingerir el bicho, Sam comenzó a sentirse mal y tuvo que ser trasladado al hospital donde le diagnosticaron con una infección causado por un parásito conocido como Angiostrongylus cantosensis, y aunque generalmente no tiene consecuencias graves, le generó una afección cerebral que lo obligó a estar en coma por más de un año. Tras 420 días despertó tetrapléjico.
Después de pasar tres años en un hospital,fue dado de alta, pero aún sigue sufriendo convulsiones, no puede controlar la temperatura de su cuerpo y debe ser alimentado por un tubo.
