Quickysexypedia, Pique nique, tú pones el pique y yo pongo el nique

Historia real y fantástica de cómo una ardiente depredadora puede devorar a un inocente polluelo sin culpa y sin cubiertos.

Ella se llamaba Martha, ella se llamaba así y cuando Benjamín tenía 24 años, ella ya lucía unos eróticos 39. Estaba totalmente fuera de su liga y si no fuera por el encuentro casual, no tenían mucha razón para encontrarse.

Benjamín fue a la casa de Martha a buscar a la hermana de la susodicha, Sandra, para que le ayudara en una chamba pero no había llegado. Martha, en mini shorts salió y le dijo que para que quería ver a Sandra si ahí estaba ella. Risas nerviosas de Benjamín que decidió pasar a esperar a su amiga en el sillón.

En no más de 15 minutos la sexy Martha estaba sobre Benjamín besándole la oreja y despeinándole del todo, actuaba rápidamente y con calentura sobre el mozuelo cuerpo que no metía ni las manitas. La experiencia de Martha sobre el miembro del jovencito rindió sus frutos dándole una erección que se recuperaba velozmente para seguir el cogidón. Cuatro feroces encuentros siguieron al primero con mucha pasión. Sandra nunca llegó, ni los hijos de Martha ni nadie de la familia. Sólo Martha y Benjamín una y otra vez. Después de un rato, el venadeado tuvo que pedir esquina para ir por algo a la tienda.

Benjamín y Martha fueron a la tienda por refrescos casi sin hablar, el mozalbete todavía no entendía lo que había pasado y por qué iba de la mano con la señito Martha y por qué se sentía tan atontado. Después de pagar las cocas y salir de la tienda, Martha le decía cachondamente que estaba lista para el siguiente round y que se lo iba a comer de pies a cabeza en cuanto se terminara su coca cola. Benjamín sintió un terrible mareo y acto seguido se encontró en el piso con las piernitas temblándole de tanto sexo y con un bajón de presión como si hubiera subido al nevado de Toluca. Se levantó y entre risas dijo que mejor ya se iba para su casa y luego regresaba.

Martha se llevó la líbido del pollito en la bolsa de su short y a cambio le dejó la suya de ardiente cuarentona. Energéticamente puso un banderín ondeante en el cuerpo de Benjamín que decía Propiedad de Martha, y eso se sentía. Los siguientes días el polluelo no dejó de pensar en esos movimientos que nunca había sentido sobre su pene, en la soltura de la mujer y el descaro para tener un orgasmo tras otro sin esperarlo a él para nada ni avisar. Nunca había estado con una mujer así. Pensó que había niñas, mujeres y hembras y esta descarada era de las últimas. ¡Qué manera de cogérselo!

Toda la semana fantaseó con volverla a ver, sintiendo no sólo mariposas sino algo así como vampiros en el estómago. Ese estado entre angustioso, morboso o deseoso lo mantuvo distraído y ejercitándose para el siguiente encuentro. Por fin se armó de valor para buscarla y quedaron en una fecha próxima.

El día del encuentro Benjamín salió tembloroso para la casa de la loba con el vampiroseo en la panza y una angustia que era difícil ocultar, pensó que se le pasaría al ver a su dominatrix y respirando hondo se animó a tocar.

La tremenda Martha en sexy ropa interior, apenas cubierta por una batita transparente, lo recibió sin recatos ni preámbulos y le dijo que tenía una sorpresa para él. Lo tomó de la mano y lo condujo a la recámara a medio iluminar donde tenía preparada la cama con un mantel a cuadros, frutas, quesos, vasos, todo listo para un pic-nic (¡¿?!). Benjamín preguntó que si cenarían en la cama y Martha le contestó quitándose la batita que en realidad la cena era él. Benjamín sintió que se le doblaban las piernas, los vampiros escapaban por su trasero y con las últimas fuerzas y con la mejor sonrisa que fingió sugirió -ya sé lo que falta en esta cena- balbuceó -¡un buen vino tinto! Espérame un momento que voy por un vinito.

Benjamín salió a la calle y como venado en la noche corrió todo lo que pudo, lo más lejos y lo más veloz que le dieron sus piernas. Obviamente, no vio a Martha nunca más, la anécdota la guardó en lo más profundo de su subcosciente y no le dijo a nadie de qué manera había corrido de ese mujerón que estaba totalmente mil años luz en su sexualidad.

Benjamín fue tragado, deglutido y escupido por una ardiente depredadora sexual. Huyó de su fantasía de middle age woman y no volvió la vista atrás. La palabra pic nic hasta la fecha le revuelve el estómago al susodicho galán.

Lección 10.3. No te metas con alguien fuera de tu liga sexual.