Quickysexypedia, ¿Que me vas a hacer qué, por dónde?

Cuando Lucía escuchó la sentencia de -te la voy a meter por atrás -sintió un escalofrío de temor que la calentó. La propuesta dicha al oído en esa fiesta por el galán que la siguió durante varias horas hasta que la vio en un buen mood, la ponía nerviosa porque nunca había “abierto” la puerta trasera cuando tocaban a ella, pero curiosidad sí tenía después de ver unos videos de softporn en el que unas chicas barbies muy depiladas y limpias llevaban a cabo tal práctica con grandes gritos de placer.

Lucía jaló ella misma al galán a una de las habitaciones ante la sorpresa de aquel barbón, con apariencia de hombre de verdad, que la despojó rápidamente de su lindo e inocente chonino rosa con moño atrás. El galán abrió el regalo rompiendo el papel de envoltura sin ni siquiera ver el moño y se encontró ante la puerta del paraíso.

Como Lucía no tenía experiencia en estos menesteres se puso en las “expertas” manos del galán que la acarició subiendo la intensidad de la presión de su dedote. Lucía lo disfrutaba y tenía nuevas sensaciones muuuy acalorantes pero sentía que sus esfínteres acostumbrados a controlar la “salida” no reaccionaban bien ante la “entrada” de un cuerpo extraño, por decirlo de la manera más decente, o sea que no dilataba.

El galán siguió masajeando hasta que pudo meter un poco más el dedo y tocar la suave zona interna, pensando que después de atinarle al password la puerta estaba abierta y conseguiría llegar hasta donde sus 20 centímetros se lo permitieran.

Desenfundó su arma de placer y se dispuso a introducirla. Desde el momento de esa decisión hasta que pudo entrar se dieron una serie de estiras y aflojas y correteadas por la cama, nada placenteros para los dos. Cito:

Lucía: Ay no, me duele.
Galán: Espera ya mero entra.
L: No, no va a entrar.
G: Claro que entra, sólo relájate.
L: Cómo me voy a relajar si me duele.
G: No, no duele sólo piensa que vas al baño.
L: ¡Nooooo! Esto no es ir al baño, es ir al baño en reversa.
G: Mira, si empujo fuerte ya entra, aguanta.
L: ¡Ayyyyy! ¡Que nooooo! ¡Animal! Que duele. Dueeeeeele. Salte. ¿Alguna vez habías hecho esto?
G: No, totalmente no pero casi.
L: ¿Qué es casi?
G: Bueno, había metido el dedo y ella se abrió bien, pero ahora pienso que era experta en sexo anal.
L: ¿O sea que no sabes meterla por atrás?
G: Sí se, pero si tú te abrieras.
L: ¡Y cómo voy a abrir si me estás violando, ¡bestia!
G: Pues tú, que eres frígida… anal.
L: ¡Idiota! Si no sabes para que dices. Quítate de aquí.

Lo que Lucía no sabía era que el barbón con apariencia de hombre de mundo nunca había experimentado tal práctica y el muy pretensioso, al igual que ella, trataba de adivinar qué hacer sin buenos resultados. En fin que el encuentro salió terrible. La pobre Lucía salió caminando como patito perdido en el lodo de esa habitación y no pudo sentarse por 2 días. El galán salió con la cola entre las patas, aprendiendo de la peor manera la lección:

El sexo anal requiere práctica, dedicación, paciencia y ¡un buen lubricante!