Quickysexypedia. ¿Será posible decir que no, sin perder virilidad en el intento?

María Concha no sabía que los hombres a veces dicen que no. En la adolescencia y durante sus primeros fajes los galanes siempre estaban dispuestos y con el miembro dispuesto. Sus primeras parejas amanecían con la carpa ya alzada y con ganas del mañanero. Fue hasta que se casó con Marco y unos años después del enamoramiento, cuando supo que también ellos dicen que no. Y no, es no.

La primera vez que Marco negó sexo a su ardiente corazoncito acaramelado fue al llegar después de una junta que puso a prueba su virilidad; su nuevo jefe, un macho que quería imponerse a todos los demás con sus imposiciones. Marco manejó a casa queriendo recuperar un poco de virilidad, rebasando a todos en el periférico pasando con gran placer a BMWs y Audis. ¡A huevo que sí!

Nuestro macho llegó a casa cansado, la testosterona arriba y con ganas de demostrar su masculinidad pero al enfrentarse al monstruito de medio metro que corriendo en mameluco se rehusaba a dormir siendo correteado por una madre histérica, su nivel de testosterona bajo a 0.01. Su erección se volvió un ratón espantado.

Después de acostar al pequeño tirano la propuesta del Corazoncito le dio ardor de estómago. Nooooo, después de un día de virilidad cuestionada tener que vivir una noche de virilidad demostrada fue demasiado para él y puso el viejo pretexto de estoy muerto, mejor por la mañana y se dispuso a dormir.

La aburrida madre del enmamelucado crío no podía comprender el rechazo. ¿Acaso era porque había engordado? ¿O porque su ropa olía constantemente a excretaciones de bebé? O porque en la noche lo menos que pensaba era en estar sexy para recibir a su maridito. ¡No! Seguro venía de coger con alguien por ahí. La ofendida se torturó pensando en dónde andaría su ejemplar, dio vueltas en la cama, buscó en sus bolsillos las pruebas y al no encontrar nada, se tiró a dormir ahogando sus lagrimas de desolación.

Al otro día, su maridito totalmente renovado y como si nada, la despertó con unos besos, caricias en la espalda y besos en las orejas. Todas las disertaciones de la ofendida se fueron a la basura cuando Marco la penetró todavía amodorrado y muy cariñoso, recuperando su hombría y su cachondez característica.

La nada tonta, pero despistada, en cuanto a sexualidad masculina, mujer entendió esto:
– No hay nada que le baje más la líbido a su hombre que un problema en el trabajo o problemas de dinero.
– Los hombres amanecen con la testosterona arriba por eso su gusto por el mañanero.
– Por la noche la testosterona baja.
– Los hombres, con la edad y el matrimonio, no tienen el mismo ímpetu sexual.
– Los problemas de la casa, los niños y las discusiones son antiafrodisiacas.
– Los hombres necesitan estímulos mayormente visuales y tener logros (aunque sea porque ganó su equipo de futbol) para prenderse.
– Un hombre sigue siendo un hombre aunque su líbido baje y aunque no se le pare o no tenga sexo. ¡No se hacen gays de repente!

Lección 3600 de la vida: ¡Los hombres, queridas, sí sienten! El sex machine es un mito más.

 

Fotos: Hombres Fáciles