¿Quién inventó el vibrador?

El médico británico Joseph Mortimer Granville, en la década de 1870, cansado de masturbar manualmente a sus pacientes, patentó el primer vibrador electro-mecánico con forma fálica. Su finalidad era curar la histeria en las mujeres.

El vibrador llegó a ser, a principios del siglo XX, el quinto electrodoméstico más popular, tras la máquina de coser, el ventilador, la tetera y el tostador.

Visto el potencial del aparato, una empresa, llamada “Hamilton Beach”, comenzó a producir en 1902 vibradores de tamaño más pequeño.

Todo por la histeria…

El origen de la Histeria, que según las creencias solo sufrían las mujeres, se remonta a la antigüedad clásica, se habla de ella en papiros egipcios y ya fue descrita por Platón y por Hipócrates.

En la medicina medieval se le llamó “sofocación de la matriz” y se seguía creyendo que la causa era la abstinencia sexual, matizando que la retención de fluidos sexuales de la mujer era el origen del mal.

Los remedios recomendados eran variados, desde mantener sexo si estaba casada, el matrimonio si estaba soltera y un masaje de una comadrona como último recurso.

De este peculiar masaje ya se hablaba en al año 653 y consistía en que por orden de un médico, una comadrona se impregnaba un dedo en aceite de flores, generalmente lirios o nardos, y masajeaba con vigor la zona genital de la mujer hasta que esta llegara al clímax, y aliviando de esa manera su “histeria”.

En el siglo II, Galeno, un importante médico, escribió que la histeria era una enfermedad causada por la privación sexual en mujeres particularmente pasionales. Se diagnosticaba frecuentemente en vírgenes, monjas, viudas y en menos ocasiones en mujeres casadas.

Ya en el Siglo XIX, donde esta supuesta enfermedad que los griegos habían descrito el “útero ardiente”, se convierte en una especie de plaga entre las mujeres de la época. Cualquier comportamiento extraño – ansiedad, irritabilidad, fantasías sexuales – es considerado como un claro síntoma y la paciente es enviada inmediatamente a recibir un masaje relajante. Y es que a pesar del paso de los siglo, aún no se consideraba a las mujeres seres sexuales y se creía que los desordenes psiquiátricos femeninos provenían del útero.

En 1859 un doctor aseguró que una de cada cuatro mujeres estaba aquejada de histeria, los médicos pensaban que la tensión de la vida moderna hacía a las mujeres más susceptibles a desórdenes nerviosos.

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