Quiksexypedia: 2 egos en la cama

La pareja de Sabina repentinamente empezó teniendo problemas de mástil. El Romeo probó de todo, desde los productos naturistas como la Horny goat weed (sí, existe) hasta la famosa bombita que casi mata a Andrés García, ¡terrible, no sirven! y le ponían más estrés a la situación.

Ante la tragedia siempre el susodicho buscaba excusas para calmar sus miedos (fue el estrés, el alcohol, o los problemas en el trabajo). Ja ja ja, la fiesta estuvo buena pero se acabó temprano.

A Sabina no le importaba tanto el coitus interruptus, si no fuera porque después de bromear su hombre se retiraba al otro lado de la cama y rechazaba cualquier otro contacto. Un mes después, la cosa ya no daba risa.

Si el Gordipeludo (es de cariño, es de cariño) supiera que a Sabina le interesa la intimidad, el apapacho y un buen orgasmo, no importando con qué lo logre, él seguramente se relajaría, pero el machín insistía en centrar el sexo en su miembro. Y la cosa ya estaba muuuuuy tensa… pero flácida.

…….

Después de dos chelas en el restaurante, el galán vuelve a agarrar valor y anda prendido, ya le pidió a Sabina que se acerque más y él acepta besitos en la oreja y palabritas cachondas.

Vas bien Sabina- se repite ella. -No te avalances, calma. Ay, en la pierna no, que te como la oreja, piensa pero disimula.
Llegando a casa la pasión continúa: los toqueteos, los besos, fuera ropa, todo bien, va perfecto, sí, y… ¡adiós erección!

Otra vez la frustración, la pena, el enojo, la ignominia. El garañón no puede ni mirar a los ojos a Sabina (en realidad podría echarse a llorar pero la hombría que le queda no le permite eso), se aguanta como los machos.

Harta de la situación, Sabina por fin se atreve a hablarle de frente, sin rodeos, arriesgando el todo por el todo:
-Gordo, peludo hermoso, la verdad lo que más me interesa de ti es tu alegría, tus abrazos y cómo me pones. Podemos seguir cachondeándonos toda la noche y yo seré feliz. Puedo tener un orgasmo, no me importa con qué lo provoques, tócame y no te des la vuelta, no huyas, ven abrázame, soy tuyita….

¿Qué pasa entonces?

Aquí puedes escoger uno de los dos finales, el que más te satisfaga.

O hasta puedes inventar uno. Sigue leyendo.

Final 1
Él la abraza y después se lanza poniendo en práctica todas sus habilidades que hace mucho no usaba. Con boca, manos, pies, piel, lengua y palabras, transporta a Sabina a las puertas del edén y la hace experimentar un tremendo orgasmo.
Tras ver esa escena donde su pareja alcanza el éxtasis, el Gordipeludo vuelve a recuperar esa excitación perdida, la erección regresa y como un caballero medieval, acomete con su pértiga a su pareja. ¡Impecable!
Todo estaba ahí, guardado, escondido, sólo era cosa de relajarse.
–Te lo dije, le dice en broma Sabina a su pareja, ¡eres un toro!

Final 2
Él la abraza y permite a la vez que ella lo toque y lleve el ritmo. Ella, tan sólo sentir en sus manos la piel de su hombre, está muy prendida.
Pese a todo el ritual amoroso, El Gordipeludo no puede lograr la erección. Ellos no lo saben aún, pero el problema es de carácter clínico.

Sin embargo él logra descubrir rinconcitos de su cuerpo que lo hacen sentirse virgen otra vez. ¿Que hay ahí Sabina? ¿qué me haces? Se avalanza sobre ella y le ayuda a descubrir su capacidad multiorgásmica.
Después de yacer juntos y abrazados platicando (de todo y de nada) como antes, pactan juntos buscar al doctor para, por fin, intentar con la famosa pastillita. Después de todo es la mejor opción, y la menos dañina. Sólo tendrá que tomársela unas horas antes y por estar con Sabina así vale la pena mil veces.