Raúl Castro usa corbata roja para celebrar el regreso del PRI al poder

Raúl Castro tomó su corbata y la mostró a Enrique Peña, y con un ademán afable le dijo: “Hasta traje mi corbata roja. Qué bueno que regresó el PRI al poder en México”.

Castro extendió la mano y propuso relanzar las relaciones entre ambos países. Incluso quedaron espacios para las bromas. En respuesta, Peña lo invitó a visitar México: “Solo si no es solo a comer”,  dijo bonachón el comandante.

Después confesó su añoranza por México, dijo que antes del incidente era un visitante frecuente y que recuerda con memoria fotográfica más de un lugar de esta ciudad.

Castro, que en espacios públicos se muestra tajante y hermético, decidió hacer una excepción en el encuentro y habló de su familia, sus hijos y nietos.

De acuerdo con algunos integrantes del equipo del presidente, la reunión se desarrolló casi con cercanía familiar y el convenio se trasladó a la promesa de una visita bilateral en ambos países.

Con acento marcado y actitudes paternales, Castro no dejó de palmear la espalda a Peña. Además lograron coincidir agendas en medio de la cumbre de la Celac, un escenario parecido a la torre de Babel, donde se cruzaron más de 60 mandatarios y representantes de Estado que se dieron cita en Santiago de Chile.

En una sala pequeña, bastaron los 20 minutos que duró el encuentro para limar lo que parecía roto. Sin abundar demasiado, el comandante Castro se limitó a admitir que fue más fácil entenderse con los representantes del PRI.

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