El neurocirujano mexicano Arturo Álvarez-Buylla junto con otras siete personas recibieron este viernes el Premio Príncipe de Asturias, de los príncipes Felipe y Leticia.
En el Salón Covadonga del Hotel de La Reconquista, en Oviedo, norte de España, los príncipes encabezaron posteriormente la tradicional foto de familia, con todos los premiados en la XXXI edición de los galardones.
La reina Sofía de España también estuvo en la ceremonia para saludar a cada uno de los premiados y participar en la foto.
En esta edición, han sido premiados Alvarez-Buylla y los científicos Joseph Altman y Giacomo Rizzolatti con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica.
El Premio Príncipe de Asturias de las Artes fue concedido al maestro italiano Riccardo Muti por “su trayectoria de dimensión universal vinculada con los mejores teatros del mundo”.
El galardón de Ciencias Sociales fue para el psicólogo estadounidense Howard Gardner, autor de la teoría sobre las inteligencias múltiples.
El Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades fue concedido a la institución británica The Royal Society, la comunidad científica más antigua del mundo, que mantiene una actividad ininterrumpida desde hace 350 años.
El premio de las Letras fue concedido al poeta y novelista canadiense Leonard Cohen, “por una obra literaria que ha influido en tres generaciones de todo el mundo, a través de la creación de un imaginario sentimental en el que la poesía y la música se funden en un valor inalterable”.
Mientras que el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional fue otorgado a Bill Drayton, fundador y presidente de Ashoka, por “su papel fundamental en el desarrollo del emprendedor social como motor para la transformación social y económica de los países”.
Considerado el mejor corredor de larga distancia de todos los tiempos, el atleta etíope Haile Gebrselassie fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2011.
Los “héroes de Fukushima” recibieron el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia al representar los valores más elevados de la condición humana, en su intento por evitar con su sacrificio que el desastre nuclear provocado por el terremoto y posterior tsunami en Japón multiplicara sus efectos devastadores.
Fuente: Notimex