!Rehén de las hormonas¡ Diario maternal

Durante algunas semanas era como si fuera otra. Supongo que mis hormonas hicieron una gran explosión dejando a su paso días de migrañas, náuseas, vómitos, un cansancio galopante en el cuerpo y un mal humor que se incrementaba cuando, con buenas intenciones y en ánimo de echarme porras, me decían que disfrutara esta etapa.

¿Disfrutar los vómitos, las migrañas, el cansancio que no me deja correr y las pesadillas? No me malinterpreten, estoy feliz de estar embarazada, creo que vale la pena y está resultando una experiencia inigualable y sorprendente a cada paso, pero de eso a “disfrutar” los malestares considero que hay mucha diferencia. En mis momentos de mal humor y en los que me sentí “enferma” ansié que llegaran pronto aquellos momentos que todos me decían que hasta añoraría con el tiempo. Por días anduve preguntándome si ésta también era yo.

Una imagen desde el fondo del útero

Estando en el segundo trimestre es recomendable realizarse un ultrasonido. Una amiga nos ha recomendado un lugar donde realizan ultrasonidos estructurales, lo que nos permitiría ver de nuevo a nuestro bebé pero ahora si por todas partes y con lujo de detalle. Desde que confirmé que estaba embarazada y después, cuando hicimos la cita mi ansiedad empezó a incrementar, supongo que a toda mamá le revolotean ideas turbias y catastróficas en la cabeza de vez en cuando (y que por las noches se manifestaban en un festín onírico de escenas surrealistas y otras dignas de Quentin Tarantino) y yo no soy la excepción (hay cosas para las cuales uno no está vacunado ni exento).

Fue increíble verlo de nuevo, en el primer ultrasonido apenas era un pequeño embrión con su corazón latiendo y ahora lo veíamos completamente formado. Tengo de frente la pantalla y mientras el doctor resbala por mi vientre el aparato van apareciendo las imágenes del pequeño ser que se encuentra dentro de mí.

Vemos su cara, le mide su nariz, el labio superior, lo vemos en cuarta dimensión e incluso parece que está sonriendo, tiene sus manitas frente a su rostro, su corazón late constante y se puede apreciar el flujo sanguíneo entrando y saliendo de él, mide la circunferencia abdominal, nos muestra sus órganos funcionando en perfecto estado, busca sus manos y sus pies, cuenta sus dedos, mide sus extremidades, su cabeza, se logra diferenciar ambos hemisferios y el cerebelo.

Cada imagen me llena los ojos de lágrimas que contengo y después de cada medición nos dice que está perfecto, que todo está bien, por momentos dejo de escucharlo y sólo puedo decir internamente “gracias, gracias, gracias”.

Nos pregunta si queremos saber que es, le decimos que sí y busca una prueba contundente… ¡es niño! RRO que está a mi lado mal sentado en un taburete casi resbala. Llegará entre el 15 de octubre y el 5 de noviembre. RRO está feliz y me abraza, yo por fin puedo sentir una especie de alivio, de felicidad indescriptible, de esa paz que ha alejado las pesadillas para permitirme dormir un poco mejor.

Cuna, pañales y curso psicoprofiláctico

Me doy cuenta de lo mucho que ignoro respecto a los bebés y por momentos entro en pánico, me tranquilizan diciendo que el instinto materno y el amor por mi bebé me ayudará a pasar por lo que sea pero yo aún tengo mis dudas respecto a que eso me salve de mi ignorancia sobre poner pañales, onzas de leche, baños de esponja, lactancia y demás experiencias para las cuales el pequeño no trae instructivo y parece que nadie te dice hasta que ya estas metido en el asunto.

Afortunadamente ya encontramos un curso, la cuna y unos pañales ecológicos, sé que no es suficiente pero al menos es un principio y me hace sentir con un poco de mayor control sobre la situación, tal vez es parte de convertirse en mamá.

Les sigo contando el siguiente martes, gracias por sus comentarios y correos.

deborahbuizag@gmail.com