Renuncia Anthony Weiner

Ha renunciado hoy Anthony Weiner, congresista demócrata de Nueva York, por el escándalo sexual en que se vio envuelto por mandar fotos eróticas a una mujer en Twitter. En un centro de ancianos de Brooklyn donde hace 20 años el ex congresista lanzó su carrera, hizo la declaración de la renuncia. Confesó que creía sobrellevar su trabajo y la carga que el escándalo había provocado, sin embargo admitió que lo sucedido ha distraído mucho la atención sobre el eje de su trabajo: la clase media. Por eso anunció su renuncia. Fue un evento enigmático y extraño, ya que Weiner apareció solo, sin su esposa a su lado.

Anthony Weiner prometía una brillante carrera política en la que se podía ver la candidatura a la alcaldía de Nueva York. Es el tercero que tiene que renunciar al Congreso este año, por escándalos sexuales.

No aseguró nada en concreto sobre su futuro, únicamente anunció que trataría de ayudar “a los que no tienen voz” a través de otros medios, pues ése era el objetivo de su trabajo. Weiner era considerado uno de los brazos más fuertes del liberalismo en el Congreso. Fue, en el año 1992, el miembro más joven del Consejo Municipal de Nueva York. Fue alumno de Chuck Schumer, senador influyente de Nueva York, para el que trabajó después de salir de la universidad. El 6 de junio admitió haber enviado las polémicas fotografías a través de su cuenta en Twitter. Esto fue irónico, ya que el uso de esta red social fue lo que impulsó, en gran medida, su campaña electoral. Ese mismo día confesó haber cometido actos de infidelidad con 6 mujeres distintas.

Weiner ha sido objeto de burla en la televisión. Incluso, una fábrica de juguetes ha lanzado recientemente un muñeco de acción sólo para adultos que es una figura del ex congresista. Además, “Weiner”, apellido del político, es una palabra para designar al pene en Estados Unidos: eso es, a todas luces, una pésima broma del destino. El argumento que utilizaron tanto demócratas como republicanos para exigir la renuncia de Weiner fue que el asunto servía de distracción política.

Fuente: La Jornada

Foto: ThirdAge