Como se habrán dado cuenta, guardé una semana de silencio, no me excusaré en razones personales, lo hice como un acto pleno de conciencia y congruente con mi visión política y con mi ferviente deseo de que México salga adelante.
En un primer intento decidí omitir hablar del tema salvo en algunas charlas de café con mi primer círculo de amigos, sin embargo, después de leer el artículo de Arnaldo Córdova publicado hoy domingo en La Jornada titulado “El nuevo viejo PRI” decidí no quedarme callado y abordar el tema de la pasada Asamblea Nacional del PRI.
En primera instancia quiero aclarar categóricamente que no comparto la visión que transmite Arnaldo Córdova. En segundo lugar más que una autocrítica, quisiera buscar la reflexión que corresponde y básicamente de a quién les compete, porque es justamente la actual presidencia la que tiene que marcar la historia de México de la primera mitad del siglo XXI.
Muchos actores políticos y económicos, así como la prensa, tanto nacional como internacional han elogiado la determinación, fuerza e intensidad del inicio de este gobierno, el Pacto por México, la Reforma Educativa, la Cruzada Nacional contra el Hambre, la detención de Elba Esther Gordillo son elementos indiscutibles de que el Gobierno de la República y el Presidente Enrique Peña Nieto tienen una visión y rumbo muy claro del país que queremos y bien lo dijo:
“Hace 100 días arrancamos con visión, fuerza y pasión, nos hemos propuesto mover a México para llevarlo al lugar que se merece. México va a crecer; la intensidad de este inicio no será pasajera, será el ritmo de trabajo que mantendrá este gobierno”.
Y es justamente en un escenario tan positivo cuando menos ruido tenemos que generar, porque es justamente lo que los enemigos del cambio están esperando, es un asunto de facto que en una presidencia priísta, el Presidente de la República es el primer priísta del país, como Felipe Calderón fue durante 6 años el primer panista de México.
No es necesario hacer cosas buenas que parecen malas y que tengamos que salir a enmendar, no es un asunto de sana distancia, ni de sana cercanía, es, sin lugar a dudas, materia de sana reflexión, el rumbo está perfectamente trazado y vamos bien, sigamos por el mismo camino, el de mover a México, pues es tiempo de México!
Lic. Rafael Zaga. @razagave