Tal día como hoy, hace 125 años, murió uno de los grandes maestros de la pintura, Vincent Van Gogh. Considerado por muchos como el máximo exponente del postimpresionismo, Van Gogh se quitó la vida en Francia en 1890. Sus 37 años de existencia estuvieron llenos de altibajos y capítulos turbios y oscuros, aunque eso no le impidió desarrollar su talento.
Un arte que no le fue reconocido en vida, pero que sí le permitió pasar a la historia como uno de los pintores más afamados de todos los tiempos.
SU POSTIMPRESIONISMO
Van Gogh es considerado como uno de los padres del postimpresionismo. Tal y como fue típico en aquel período, entre 1885 y 1905, utilizaba colores oscuros para contornear sus figuras, especialmente en sus pinturas francesas. Otros postimpresionistas del momento fueron Paul Gauguin, Paul Cézanne o George Seurat.
Vendía sus pinturas
Contrariamente a los que se piensa de Van Gogh, el pintor sí realizó muchas obras para venderlas. Un ejemplo lo encontramos en La Vigne Rouge (1888), una obra que se expuso en Bruselas y se vendió por 400 francos a una artista belga, Anna Boch. La pintura terminó en una colección rusa que fue incautada por el mismísimo Stalin en 1918. Actualmente se encuentra en el Pushkin Museum en Moscú.
Muy cercano a su hermano
Theo, el hermano menor de Vincent, fue siempre su protegido. Los dos mantenían una relación muy estrecha, de hecho, cuando Vincent murió, Theo cayó en una profunda depresión. El pequeño de los Van Gogh sufría sífilis y la muerte de su hermano hizo que su deterioro fuese mucho más rápido. Theo murió en 1891 a la edad de 33 años y su mujer decidió enterrarlo junto a su hermano. “Ellos descansan juntos en el pequeño cementerio de los campos de maíz en Auvers”, escribió.
Fuente: Europa Press