Se reúne con sus padres después de 23 años

En 1990 un niño de cinco años, Luo Gang, fue secuestrado en un pequeño pueblo del centro de China y vendido a una familia en otra parte del país.

Sin recordar el nombre de su aldea natal ni el apellido de su familia, se propuso encontrar a sus padres, y lo logró, 23 años después. “Iba camino a la guardería cuando vi un hombre y una mujer. Pensé que eran amigos de mi padre así que acepté ir con ellos”, dice Luo.

“Me metieron en un auto y luego fui transferido de un vehículo a otro. Me dijeron más tarde que estaba en una zona montañosa en la provincia de Fujian”. El niño había sido llevado a la localidad de Sanming, a 1.500 km de distancia de su hogar, y entregado a otra familia que le dio un nuevo nombre y le presentó a una pequeña hermana.

Luo se convirtió así en uno de los miles de niños secuestrados cada año en China, la mayoría de los cuales jamás logra regresar a su hogar.

La prohibición de tener más de un hijo y la dificultad de adoptar son dos de los principales factores detrás del creciente tráfico ilegal de niños en el país asiático. Un oficial de policía en Fujian estimó que más de 10.000 niños habían sido vendidos en 2012 sólo en su provincia.

“Tenía miedo, pero me habían secuestrado y no tenía otra opción”, relata Luo, quien creyó en un principio que pronto regresaría a su familia.

Cuando el niño se dio cuenta de lo que sucedía tomó una decisión: grabaría en su mente una y otra vez los recuerdos de su primer hogar, con la firme intención de reencontrar a sus padres algún día.

Cada noche, cuando estaba en la cama, Luo repetía en silencio una y otra vez todo lo que recordaba de su vida anterior: cómo solía jugar con su hermano en un viejo puente de piedra frente a su modesta casa de techo de tejas, cómo se había lastimado una vez al caerse del puente, cómo había dos pequeños arroyos cerca de su hogar y cruzaba campos de arroz camino al colegio.

“Era como una computadora”, dice Luo. “Traté de grabar cada recuerdo sobre mi familia y la aldea, no sabía ni siquiera cuál era mi apellido”.

Los nuevos padres del niños jamás explicaron el por qué del secuestro. Tampoco lo hicieron los abuelos que lo criaron tras la muerte de la pareja, apenas dos años después de la llegada de Luo.

 

Fuente: BBC Mundo