Se viraliza carta sobre el “Chicharito y su pase al Real Madrid”

Este inicio de semana las redes sociales se inundaron con mensajes y opiniones acerca del Chicarito y su pase al Real Madrid, así como también mensajes por el Segundo Informe de Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto.

El usuario FerGay en su página compartió una carta que si bien es una opinión más, deberíamos de tomarla en cuenta para ser mejores mexicanos:

CHICHARITO Y EL PRESIDENTE

Fue un lunes emocionante. A las 10 de la mañana sabíamos ya que el Chicharito jugaría esta temporada en el Real Madrid. A las 10:05 el mundo entero se hacía eco. Sorpresa en Europa. Solidaridad entre futbolistas. División de opiniones en España, pues aunque no falta quien aboga por otorgarle el beneficio de la duda, la mayoría de los aficionados soñaban con la llegada de Falcao, por lo que en el mejor de los casos, la noticia del Chicharito fue como despertar de una cachetada.

Pero en México fue peor. Tristemente, mucho peor.

A las 10:10 aparecían las primeras burlas, y también se entiende. Internet es territorio comanche (que se lo digan a Jennifer Lawrence, por ejemplo), pero para las 10:20 el humor dio paso al insulto. A la calumnia. Al prejuicio.

Si Michael Owen se burla del Chicharito es normal.

Finalmente, él tiene un balón de oro (obtenido en la más oscura de las votaciones), y marcó uno de los grandes goles en la historia de los mundiales. Su opinión sirve.

¿Pero tú?

Porque a las 10:25 se encendieron las alarmas:

Marc Crosas, ese tozudo contención que salió de una Masía inagotable, y que si hoy juega en Leones Negros también lo hizo en el Celtic o en el Lyon, escribió un mensaje certero y lleno de reproche: “Veo más burlas que alegrías por lo del Chicharito al Real Madrid. No entiendo nada. Deberían estar orgullosos de él. Un grande y la va a romper”.

Comprendo que las redes sociales no son quienes somos. Pero dan un perfecto reflejo especular de cómo pensamos. Y si esto es cierto, el mensaje de Crosas debería promover un día de luto nacional. Un catalán (con el regionalismo que esto conlleva), un anti madridista (con el odio que representa), un hombre que nunca lo tuvo de compañero, pero que es futbolista y vive en México, no alcanza a entender porqué diablos somos así.

Y te lo cuento, Marc. Nos burlamos del Chicharito porque refleja lo que nosotros no seremos.

Porque cada escalón que sube en una de las trayectorias más exitosas que un deportista mexicano haya tenido jamás, le escupe en la cara su triunfo a los millones de mexicanos cuya vida es sólo una excusa para no estar muertos, pero que se sienten con la autoridad que da una conexión de internet para insultarlo por ser definitivamente un pésimo jugador.

Marc, nos burlamos del Chicharito porque aceptamos el triunfo pero con ciertas cláusulas restrictivas. Aceptamos que los futbolistas triunfen sólo si vinieron de un entorno jodido, como Cuauhtémoc, el emperador de Tlatilco. Pero, Crosas, tú eres catalán. No entiendes que para nosotros es una patada en la dignidad que un chico bien, guapo, de familia (como les llaman), llegue a las alturas que sólo están destinadas para los pobres que salieron adelante a fuerza de chingadazos.

En México nos burlamos hasta de la muerte, ¿lo has escuchado? Así que si el Chicharito se quedó fuera del equipo campeón mundial en Perú 2005, y por eso casi abandona el fútbol, pues nos reímos, porque desde entonces ya era un troncazo y Chucho Ramírez lo sabía.

La libró, y después las Chivas no lo querían ni de milagro, y nos burlamos otra vez de él. Por su apodo. Por su técnica extraña. Porque sabía hablar, vestía bien, y a todos lados lo acompañaban sus padres y no una tetona en turno, que curiosamente también protagoniza una telenovela.

Y a nosotros nos gustan las tetonas, y el Chicharito ya está grandecito como para que lo acompañen sus papás a todos lados.

Luego vino la noticia de que lo quería el Manchester y nos burlamos también. Imposible que compitiera en un equipo donde estaba Rooney. Berbatov. El mismo Owen.

Pero lo dejamos pasar, pues antes de irse a Manchester nos dejó como herencia un par de goles en Sudáfrica, no sin antes burlarnos de que la flamante estrella del United no era ni siquiera titular.

Pero le marcó a Francia, igual que se abuelo. Y en uno de los partidos más miserables en la historia de una selección mexicana, le hizo un golazo a Argentina, y con eso nos fuimos del Mundial. Con el gol de la dignidad que nos dio el Chicharito.

Nos burlamos de eso Marc, y las risas continuaron en la Premier, sobre todo luego de uno de sus primeros goles con el Manchester, ¿lo recuerdas? ¿Aquel donde llegó muy acelerado, como siempre, y remató mal, el balón le golpeó el rostro y acabó entrando?  Y es que, ¿cómo no burlarnos de un gol así?, pues en el llano nosotros nunca hicimos semejante ridículo, no importa que su rival fuera el Chelsea.

No es nuestra culpa.

El Chícharo, viéndolo bien, estimado Marc, es un perdedor. ¿Para qué diablos vivir en Inglaterra, tan fría, tan llena de ingleses, cuando ni siquiera puedes ser titular en ese equipo de medio pelo?¿Para eso se fue de las Chivas?

Porque a nosotros los mexicanos, las estadísticas nos las pasamos por un democrático arco del triunfo. ¿Que anotó ya siete goles en la Champions? ¿Sólo siete? Messi metió 5 en un solo partido y no está alardeando.

¿Que es uno de los delanteros con mayor efectividad en la historia de la liga inglesa? Esas son estadísticas, Marc. Discursos de político. En México sabemos de fútbol y que uno meta 59 goles con el Manchester nos dice que se quedó muy lejos de los 100.

Marc, no entiendes que aquí somos ganadores de cepa. No aceptamos que se haya ido a un equipo donde será de nuevo banca. Está arrastrando el prestigio nacional. ¿Cómo no reírnos de su mediocridad? Ya deberías estar acostumbrado a nuestro humor universal, ése que tan famosos nos ha hecho. Ya deberías saber que nos parece, además, un insulto por parte del Chicharito que gane 370 mil dólares al mes, cuando aquí el salario mínimo es de miseria. Si fuera un buen mexicano donaría la mitad.

Pero no es buen mexicano. Ni buen futbolista. Eso lo sabemos todos.

No tiene la técnica exquisita de Marco Fabián. Ni volviendo a nacer sería capaz de imitar una de las gambetas de diablo de Ángel Reyna.

Ya quisiera tener el cambio de ritmo del Paleta Esqueda. El carisma tribunero de Oribe. La determinación goleadora de Miguel Sabah. Esos sí son delanteros.

¿Lo ves? Pensándolo bien, Chicharito no tiene nada. Es bueno de cabeza pero jamás tan bueno como Borgetti. Nuca tendrá el liderazgo de Cuauhtémoc. Y, ya diciendo palabras mayores, ni en un millón de años el Chicharito tendrá la capacidad goleadora que un día malo presumía Luis García, y para acabar pronto, ni siquiera sabe tirar bien los penales. Jamás pensaremos que sea digno de llamarse delantero alguien como él, cuando delantero era Hugo Sánchez. Ése sí que merecía al Real Madrid. Vamos, Marc, no seas ingenuo. Lo contrataron para vender camisetas. Si hace 600 años se llevaron nuestro oro por espejos, ahora se llevarán nuestros euros a cambio de telas dry-fit.

Si somos justos, le estamos robando al Real Madrid. ¿No lo entiendes?

Así somos, Marc. No entiendes nada porque eres catalán, pero hay millones que piensan que llevar 3 goles en 2 mundiales, jugar cuatro años en el Manchester United, y ser presentado en el Real Madrid, es suerte. Es azar. Es una imposición clarísima de Televisa.

Y es que el tiempo mostrará que su carrera prodigiosa es una farsa. Un montaje. Y ahí estarán esos millones, con el revólver amartillado, listos para disparar.

Pero habemos los que confiamos a muerte en él, no tanto por mexicano, sino porque nunca, en todos lo partidos que ha jugado desde su debut, ha dado una pelota por perdida.

Porque se ha tropezado con el balón 10 veces en la cara de Rooney, de Nani o de Giggs, y aún así, lo respetan. Lo respetan porque era el delantero más bajo de la Premier, y se cansó de marcar goles de cabeza.

Porque va al equipo sobre el que recae más presión en el mundo, y va sonriendo.

Porque me encantaría que le cerrara la boca, otra vez, a medio México.

Porque aquí, Marc, no sabemos ser compatriotas.

Pero basta de corajes. Ha sido un lunes emocionante.

Y aquí me detengo. Recuerdo que platicaba con un furioso, enterado, y muy mexicano amigo, sobre el tema del presidente. Él decía que era un tarado. Una burla. Un completo inútil. Que cualquiera podría hacer mejor su trabajo. Yo decía que no. Que hasta esas esferas de poder no se llega por azar ni suerte. Él insistía. Me tildó de vendido. Me recordó la falta de cultura. La poca dialéctica. El pobre inglés. Le dije que esos eran atributos contingentes. Pero que en privado, debería tener otros muy poderosos. Algunos que no conocemos. Insistí que un presidente, un general, un campeón de Fórmula 1 o un premio Nobel, no son accidentes. Son el resultado frío y preciso de un método.

No lo convencí. Él siguió diciendo que el Presidente no sabe nada, y que yo sabía aún menos y que era un pendejo. La amistad se ha debilitado desde entonces.

Aún así, habemos los que pensamos que para un tapatío de 1.75, jugar en el Real Madrid, es incluso más difícil que llegar a ser Presidente.

Y eso, desde ayer, está en la trayectoria del Chicharito.

Pero aquí es México.

Y si Da Vinci hubiera sido mexicano, no faltarían los enterados opinando que ese maldito homosexual, no tenía ni la menor idea de cómo dibujar un muñequito de alambre.